MÀXIM HUERTA. PERIODISTA Y ESCRITOR
OPINIÓN

Jóvenes guapos

El periodista y presentador Maxim Huerta en la Feria del Libro de Madrid 2012.
El periodista y presentador Maxim Huerta en la Feria del Libro de Madrid 2012.
GTRES
El periodista y presentador Maxim Huerta en la Feria del Libro de Madrid 2012.

Tiene buen cuerpo, es objetivamente guapo, la juventud se le marca en hoyuelos de la sonrisa, anda por la calle con la mochila del gimnasio a cuestas y tiene ese brillo en los ojos mezcla de satisfacción y melancolía. Sentado en la terraza de un conocido café de Madrid, mira distraídamente por encima de las gafas de sol mientras acaricia el lomo de Mickey, su bulldog francés. Parece el chico que enamora a media ciudad y que uno tararea si tiene fantasías. Es actor.

Está claro que dicho esto, pese a la melodía que cada uno acaba de inventar y esas imágenes que proyecta la imaginación, el lector pensará que es un actor famoso. De esos de revistas, poster, sesiones de fotos y pegatinas de kiosco. Se diría que, en su caso, tanta belleza acompaña al éxito.

Sí, es actor. No ha sido el suyo un camino de rosas, así que cuando se quita las gafas de sol, pensativo, y las deja en la mesa, su gesto refleja toda la tristeza del mundo. Hemos quedado y miro desde el otro lado de la calle, le pongo mensaje para bromear y contesta desde su móvil. Su movimiento parece que está acompañado de una banda sonora de Yan Tiersenn. Hace un mohín totalmente cinematográfico y busca con la mirada.

Entonces uno vuelve a pensar en la fama, en la belleza y en el éxito a edad temprana. En cómo se digiere, en quiénes alumbran, cómo enfocan y qué pretenden. Promesas, promesas, promesas. Eres el rostro del año, el chico del mes, la joven estrella que anuncia Fotogramas cada mes. Una, otra, otra más. Sueños, oportunidades, la posibilidad.

-¡Hola!, me dice con la mano al descubrir que estoy cruzando la calle. Luego vocaliza mi nombre y sonrío por contagio.

El chico de la terraza que acaricia el lomo de su bulldog es uno de esos actores que no salen en letras grandes, hacen micro teatros y se buscan el pan haciendo papelitos a cuatro duros. O euros. Me lo encuentro en Instagram día sí día también, porque "necesita la visibilidad".  Quiere triunfar, puede triunfar y merece triunfar. Pero las cosas no son tan fáciles en la farándula, imposible añadiría él sin perder la sonrisa mientras acaricia a Mickey.

"Ven a verme", me dice mientras me abraza de nuevo para despedirnos. Yo, instantáneamente, le digo que sí. Que me haría ilusión y que confío en su futuro. "Ya sabes dónde estoy", me dice. ¿Dónde?, pregunto con ganas de apuntarlo en mi agenda. "En la cafetería del hotel equis", me dice. "Como tantos actores", añade mientras echamos a andar. Como tantos actores, musita mientras se pone las gafas.

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