El rechazo y las manifestaciones contra los migrantes-refugiados aumentan en todo el mundo y alcanzan niveles vergonzosos en la Europa de las libertades, de la igualdad y de lo que debería ser un espacio de convivencia y de respeto escrupuloso a los derechos humanos. Europa vive momentos convulsos, con el resurgimiento de los movimientos xenófobos y populistas.
Estamos siendo testigos del trato, a veces inhumano, que se está dando a los refugiados e inmigrantes económicos en algunos países del entorno europeo –como Polonia, Hungría, Italia y la República Checa– por parte de gobiernos de extrema derecha. A esto hay que añadir la sangrante situación de los refugiados de zonas de conflicto.
La llegada del Gobierno socialista ha supuesto reorientar las políticas migratorias en España. Hemos padecido 7 años de mandato del PP caracterizados por una receta fallida de control y externalización de fronteras, procedimientos de expulsión y devolución de dudosa legalidad y una aplicación cada vez más restrictiva de la legislación de asilo y refugio.
En estos 100 días, el Ejecutivo de Pedro Sánchez ha redirigido esas políticas fallidas con diálogo, cooperación y consenso. Ahora se anteponen los derechos y los valores humanos. En algo más de tres meses, el Gobierno ha sabido dar respuesta a la realidad migratoria, implicando a países reticentes hasta la fecha a acoger migrantes-refugiados.
La acogida de los migrantes del Aquarius, por ejemplo, fue la respuesta universal de protección jurídica frente a las amenazas que sufren millones de personas de países en conflicto. En tres meses, se han reactivado políticas transversales que les afectan en sanidad, ley mordaza o educación.
También se ha reactivado la Conferencia Sectorial de Migraciones, que paralizó el PP; el Fondo para la integración, acogida y refuerzo educativo de los inmigrantes, que el PP suprimió en 2012, vuelve a tener recursos, y se han incrementado los fondos destinados a ONG y para alojamientos, con más de 5.300 plazas. Y no olvidemos que el Ejecutivo de Pedro Sánchez ha asumido la acogida y reasentamiento de los más de 15.000 refugiados que dejó a su merced en las fronteras europeas el Partido Popular y se ha ofrecido sustituir el sistema de las cuchillas de las vallas por medios no dañinos.
Los socialistas, con Pedro Sánchez a la cabeza, somos conscientes de que, para ordenar y regular la entrada de los flujos migratorios en España, Europa no puede renunciar al control de sus fronteras, pero es igualmente necesario alejarnos de la idea de una Europa infranqueable. Es injusto e imposible. La vigilancia debe combinarse con el deber de posibilitar la entrada en condiciones de legalidad, con respeto a los derechos, a vías seguras y a los visados humanitarios.
Los socialdemócratas europeos seguiremos luchando por una Europa fiel a sus valores y a no cerrar puertas a quienes huyen de la guerra, la persecución y la tortura. Nunca ha sido tan urgente como ahora ser más solidarios con los refugiados y que prevalezcan el respeto y la aplicación de los derechos humanos.
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