Una de las principales novedades en los presupuestos que ha elaborado el Gobierno local de Valencia para 2017 es el aumento en la partida de limpieza urbana. En concreto, habrá 5,8 millones de euros más para la recogida de residuos y limpieza viaria, 1,7 millones adicionales para parques y jardines, y finalmente 194.000 euros más que este año para el control de plagas de ratas, cucarachas y mosquitos.

La limpieza es quizá uno de los factores que más perciben los ciudadanos, junto con el funcionamiento del transporte público y los impuestos. Basta con salir a la calle para ver si los contenedores están repletos, si no se barren o baldean las aceras o si las ramas de los árboles crecen de forma descontrolada. Las quejas vecinales por esta materia aumentaron de forma exponencial desde que el anterior equipo de Gobierno de Rita Barberá metió la tijera en esta partida. Y las sigue habiendo, porque revertir la inversión a la situación anterior a los recortes no es tarea fácil.

El actual alcalde, Joan Ribó, es consciente de la importancia de esta materia para la evaluación de su acción de Gobierno. Serán ya los segundos presupuestos que elabore el tripartito local. Que los vecinos dejen de percibir el problema, por muy heredado que sea, comienza a ser una urgencia.