Señor presidente:

Lo lleva usted bien, pertenece a esa clase de paladines, como diría Cervantes, nada ‘asendereados’. Entiendo que la muerte de las pensiones le parezca, en lo personal y mientras gobierna España sin llegar a poner la suela de los zapatos sobre la vulgaridad del asfalto, una  bagatela, una nadería. Estoy por apostarle 20 euros -a más no  llego- a que cotiza usted en un plan privado nada volátil, recio como su vehículo oficial.

La hucha para las pensiones tiene ya redactada la esquela. La acaban de enviar a Bruselas los suyos, el Gobierno que disfruta dedicándose al  maquiavelismo de calentar poltrona sin gota de sudor por medio y ya veremos después.

Según el Ejecutivo, nuestra Seguridad Social -la hemos pagado varias generaciones de contribuyentes, paladines ciertos- acabará este año con el mayor défícit de la historia: un disparate de casi 19.000 millones. La hucha bajará otros 16.000 en 2017, insuficiente para un año de pensiones.

El saqueo tiene tintes de asalto cometido por profesionales. En 2011, después de tres años de crisis, el Fondo de Reserva era de 67.000 millones. Tras su llegada a la Moncloa, la hucha ha servido, sobre todo, para pagar unos 50.000 millones de déficit del sistema de pensiones.

Acaban de aprobar la pensión de viudedad de mi madre. La funcionaria, aplicándose con honradez el adjetivo ‘inmoral’, le anunció que la Seguridad Social le ingresaba un extra por la reciente muerte de mi padre. ¿Importe? 40 euros. Eso vale una vida en la España de la disfunción. Su chófer oficial no ha levantado el pie del acelerador mientras escribo esto, supongo.

Deseando que al Audi se le rompa la junta de la culata, Jose Ángel González.