JOSE ÁNGEL GONZÁLEZ. PERIODISTA
OPINIÓN

Carta a Albert Rivera, Presidente de Ciudadanos

José Ángel González, escritor y periodista.
José Ángel González, escritor y periodista.
JORGE PARÍS
José Ángel González, escritor y periodista.

Ciudadano Rivera, dicen que su adorada naked Yamaha FZ1 Fazer es una sport-touring pero con un lado salvaje. Cada hombre es prolongación existencial de su montura, sostenían, y yo con ellos, los cowboys. No se me ocurre mejor retrato de usted que los 150 CV de la moto y la música que elige para hacer curvas por La Garriga: Estopa y Melendi, dos clavos en la cruz con carcoma del pop español. Aunque creo que patina con la banda sonora, solo salvaje si el destino es una bacanal de bar de carretera, admito que la opción rumba le cuadra porque aspira usted a estar fuera de los "mercados políticos tribales" y quiere salir de las trincheras partidistas con la misma anfetamínica conducción de Márquez, el muchacho-bala, que jamás da opción a debate.

Ciudadanos acaba de componer, a la chita callando, es decir, fuera de los circuitos, el desafío poco dinámico y más bien añoso de una acusación por acoso laboral.  La exjefa de Prensa de su partido, Imma Lucas, les denunció por ninguneo y bullying tras una baja médica por embarazo de riesgo –la mujer tenía 41 años y venían en camino gemelos–. Ocho meses después, cuando se reincorporó al naranjal de Ciudadanos, que nos vendieron como una sucursal del edén aunque ahora se queda en polígono de adosados, Lucas se encontró con que la colocaban como auxiliar de mecánicos. Denunció a los tribunales asegurando que el portavoz de C’s en el Congreso, Juan Carlos Girauta, un hombre con una lengua más viperina que un adelantamiento de Rossi, le dijo: "Es una putada. Todo eso es por ser mujer. Como los tíos no parimos, no nos pasan estas cosas, no desapareces de repente cuando puede pasar de todo". La demanda no llegó a la tribuna pública y los fans nos quedamos con las ganas de ver en directo el pique sobre el presunto atroz sesgo sexista, que se saldó en boxes con un acuerdo extrajudicial por el que la periodista recibirá unos 150.000 euros de indemnización por despido improcedente. El amaño pactado, como tantos otros, es una forma legítima de evitar que el hedor de los trapos sucios alcance al graderío. Yo saco dos conclusiones, motero Rivera. Primera, que usted y su burra también pueden ser adelantados por repartidores de pizzas –casi siempre inmigrantes, como habrá advertido si la adherencia del casco al encéfalo se lo permite–, verdaderos artistas de los trazados al límite porque van para la saca unos euritos más. Segunda, que debería de una santa vez entender que la toxicidad de Melendi tiene consecuencias.

Uno de Lambretta, Jose Ángel González

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