ISASAWEIS. ESCRITORA Y BLOGGER
OPINIÓN

Hazlo hoy por si la vida tiene otros planes

Isasaweis, colaboradora de 20minutos.
Isasaweis, colaboradora de 20minutos.
ISASAWEIS
Isasaweis, colaboradora de 20minutos.

Cuando me preguntan de dónde viene mi nombre cuento esta historia: yo era radioaficionada y me llamaba ‘Edelweis’ por la flor alpina. Al comenzar esta andadura iba a llamarme así, pero hacía poco que había fallecido un familiar que me llamaba Isasa, así que en su honor cogí Isasa, me quedé con weis y nació Isasaweis.

Y cuando lo cuento lo dejo así, sin nombres ni detalles, y vuelvo a recordarle por un instante y me hace un ay el corazón. Y es un instante deliberadamente corto para que duela poco.

Hoy os voy a contar quién era él. Era mi persona favorita del mundo. Nació en León. Su padre, el respetable practicante del pueblo, tenía una huerta. Su madre, ama de casa, hacía las mejores albóndigas. Tenía una hermana, mi madre, dos años más pequeña que él. Ambos muy guapos, de piel morena, cabello negro y ojos oscuros.

Vivió su infancia llena de amigos y primos, tardes en las calles y veranos entre el río y la piscina. Jugaba al balonmano y tenía a las chicas locas, siempre ocurrente y divertido, atractivo y buena gente.

Estudió medicina y se especializó en ginecología y ejerció su profesión de la única forma en que sabía hacer las cosas, con pasión. Vivió en Málaga y no tuvo hijos. Yo fui su segunda sobrina. Mi hermana fue la primera y eso le dio el honor de ser su ahijada. Nos juntábamos en el pueblo en vacaciones. Recuerdo estar en casa de mis abuelos esperando a que llegara mi tío, sentir su coche y salir corriendo a la calle y verle llegar en su Golf rojo primer modelo, del que decía que nunca volvió a hacerse otro igual.

Venía siempre cargado de maletas porque traía para él y para todos, y comenzaba a cantar y su voz sonaba ya en toda la casa. ¡Qué mal cantaba y cuánto le gustaba hacerlo! Si cierro los ojos puedo verlo afeitándose y cantando su wich wich chu a meri crismas.

Era generoso, alegre, humilde y vital. En el pueblo todo el mundo se paraba a hablar con él, le contaba sus problemas y escuchaba con atención, porque a mi tío solo se le podía escuchar de esa forma. Daba igual que te contara que desmayarse era un sistema de defensa del cuerpo o que te enseñara a no preocuparte por los problemas. Captaba la atención de todo el mundo en cuanto comenzaba a hablar.

Vivió su vida como quiso. Igual cogía su Harley y atravesaba la península para ir al concierto de Bruce en Barcelona que se acercaba a Gijón a ver a sus sobrinos y llenarlos de juegos y de regalos. En vacaciones podía hacer un gran viaje con alguien o irse al pueblo a ver a los amigos de toda la vida y jugar en el bar a los dardos y al billar.

Él era mi tío Maxi.

Antes de irse me enseñó a ser y a hacer feliz a los demás, a vivir con pasión y a aprovechar cada momento rodeado de las personas a las que quieres. Cuando se fue, me dio una última lección: todo eso hay que hacerlo hoy por si la vida tiene otros planes para mañana...

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