Las bragas como arma de promoción masiva, qué idea tan genial habéis tenido, queridos promotores de la discoteca Bailódromo Caña Dulce. Comercialmente, sois unos cracks. Lo clásico era invitar a las tías para que los tíos entraran detrás. Como todos los grandes visionarios, vosotros creéis en la innovación: que vengan sin bragas, les pagamos 100 euros, y se nos llena la sala. Me hago una idea de la opinión que tenéis de vuestro público: hombres embrutecidos en manada tras el olor de las hembras; mujeres dispuestas a convertirse en un producto de vuestra oferta. Que tengáis aún clientes, pese al desprecio que os merecen, demuestra una habilidad única para los negocios. Lo dicho, unos monstruos.

Parece ser que, en toda Barcelona, solo dos chicas se habían interesado por la oferta, pero yo de vosotros no me preocuparía. Todos los pioneros han sufrido la incomprensión del público. Algún día os pasará como a Van Gogh, y ese cartel anunciando vuestra fiesta alcanzará un precio exorbitante en una subasta por su elegancia sutil. De momento, las mujeres no aprecian vuestra creatividad.

Se suele decir que cuando te dan algo gratis, el producto eres tú. Por eso quisisteis ir más allá. Copa gratis, y además les pagamos, así ya las mujeres no serán un producto. Mucho mejor convertirlas en potenciales presas de depredadores nocturnos, claro que sí. He visto que han salido, como siempre, las asociaciones de hombres a protestar porque vuestra fiesta los deja como unos salidos, obsesos sexuales y no sé cuántas cosas más. ¡Bah, ni caso!

Algún día se os llenará el local de mujeres sin bragas, no cejéis en el empeño, y entonces os darán el premio al emprendimiento innovador. Vuestra distinguida clientela masculina paseará por la discoteca olisqueando, un refinado gentleman se acercará a olfatear una mujer: "¿Irá sin bragas?". Tendrá dudas, porque la pista entera se habrá convertido en un festival de aromas, una cascada de efluvios liberados de la opresión en la entrepierna… Señal de que habéis alcanzado el éxito, machotes: el riesgo habrá merecido la pena. Por eso no entiendo que hayáis dicho que era una broma. No os estaréis echando atrás ahora, ¿no? Ni se os ocurra, vosotros ahí con dos cojones. Pero no digáis eso porque no tiene gracia. Si queréis ser chistosos, subid al escenario, animosos promotores, y quitaos los calzoncillos. Después, daos la vuelta. Ahí exactamente tenéis la gracia, resalaos.

Cordialmente,

Irene Lozano