IÑAKI ORTEGA. DIRECTOR DE DEUSTO BUSINESS SCHOOL Y PROFESOR DE LA UNIR
OPINIÓN

Los lugares comunes de la Semana Santa

Detalle de los costaleros que portan la imagen de Nuestra Señora de la Soledad y del Desamparo, la última de la Semana Santa en Madrid.
Detalle de los costaleros que portan la imagen de Nuestra Señora de la Soledad y del Desamparo, la última de la Semana Santa en Madrid.
J.J.Guillen / EFE
Detalle de los costaleros que portan la imagen de Nuestra Señora de la Soledad y del Desamparo, la última de la Semana Santa en Madrid.

Un "lugar común" es una frase que de tanto repetirse se ha convertido en una especie de vicio del lenguaje. Son expresiones facilonas, casi muletillas que usamos para comunicarnos en nuestro día a día porque nos resultan muy cómodas. Los lingüistas no las recomiendan porque empobrecen los idiomas, pero para ello tenemos que vencer la pereza y buscar argumentos originales.

No es sencillo porque la tentación es fuerte. Quién no ha comentado estas semanas a alguien en casa o en el trabajo, lo tarde que ha caído la Semana Santa. Que si el año pasado el Jueves Santo era en marzo y en cambio ahora hemos tenido que esperar hasta mediados de abril.

Rápidamente y de modo milagroso la conversación fluye gracias al tópico de la fecha de la Semana Santa; un amigo te dice que prefiere que caigan muy pronto estos días de fiesta y otro comenta que no, que lo ideal es que sea más adelante para que pase el mal tiempo. Pero pocas veces superamos el cliché y dedicamos unos minutos a explicar que la Luna tiene la culpa de esos cambios de fecha. Es más difícil contar que a partir del 21 de marzo, donde el día dura lo mismo que la noche, el primer domingo que tenga luna llena es el Domingo de Pascua o de Resurrección.

Si nos has caído en el lugar común anterior te reto a que venzas el siguiente. Hablar del tiempo esta Semana Santa. La cosa empieza con la suerte que ha tenido tu vecina porque no le ha llovido estos días pero sigue con tu primo que se quedó en casa y ha tenido un tiempo soberbio, para continuar con tu jefe que se gastó un dineral en ir a la playa pero se ha muerto de frío.

Seguro que un amigo se empeña en explicarte el microclima de su pueblo –en el que no ha caído ni una gota– y el colega gafe de turno cuenta que allá donde va todas las Semanas Santas lleva la gota fría y este año no ha sido la excepción. Cómo no caer ante la sugestión de lo obvio frente a explicar que son numerosas las investigaciones científicas que constatan la influencia del tiempo en el estado de ánimo. Más sencillo es regodearte en la mala suerte que has tenido con el tiempo estas vacaciones que argumentar con el último informe de la Universidad de Michigan que el tiempo cálido tiene un impacto positivo en la salud mental y los días sin viento, ni lluvia y con sol se relacionan con mejor humor.

Si nunca fue fácil vencer el tópico ahora con la irrupción de la redes sociales es ya toda un heroicidad y si no que levante la mano quien no haya tenido la tentación de colgar en Instagram o enviar a sus grupos de WhatsApp una foto antigua de toda la familia en Notre Dame como "original" homenaje al incendio de la catedral de París este pasado Lunes Santo.

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