HELENA RESANO. PERIODISTA
OPINIÓN

"Antes presos que cómplices"

La madre y esposa de los fallecidos pudo ser rescatada por las autoridades.
La madre y esposa de los fallecidos pudo ser rescatada por las autoridades.
EFE
La madre y esposa de los fallecidos pudo ser rescatada por las autoridades.

La foto de Valeria y su padre ahogados, un barco lleno de migrantes dando vueltas porque se les niega el atraque en un puerto seguro, una ONG a la que se le niegan los permisos para poder rescatar a migrantes en aguas del Mediterráneo... Esta es la foto de la última semana. Una foto que nos devuelve a un mundo en blanco y negro y con una inmensa sensación de saber que esto no está funcionando y que hay que hacer algo para evitarlo.

Las políticas migratorias de Salvini o de Trump están generando situaciones dantescas. A partir de mañana, 4 julio, fiesta nacional en Estados Unidos, se podrán realizar redadas masivas en las que no hará falta cometer ningún delito grave: el simple aspecto físico puede ser suficiente motivo para que acabes encerrado en unos centros de detención de migrantes que son auténticos infiernos.

Los abogados que han visitado el centro de retención de Clint han descrito las condiciones como peligrosas. Y quienes no quieren ser tan diplomáticos hablan de situaciones denigrantes y humillantes, como obligarles a beber agua de los retretes porque los grifos no funcionan o niños, separados de sus padres, que lloran por la soledad y el hambre. Esto ocurre en la frontera de un país como Estados Unidos: en unas instalaciones que están pensadas para acoger como mucho a 100 adultos y en las que ahora mismo hay casi 120 niños. Y la situación empeora cada día.

Una niña de 12 años y su hermana de 6 han pasado casi 13 días encerradas en ese centro de Clint. Su relato es estremecedor. La mayor cuidaba de la pequeña, asustadas porque las habían separado de su tía al llegar a la ciudad de El Paso. Ni su cara ni su nombre se han hecho públicos para proteger su privacidad, pero sí su voz. Han contado que los funcionarios las trataron mal, que no pudieron bañarse durante esos días, que les daban muy poca comida, que dormían en el piso (en el suelo) y que los niños más pequeños no paraban de llorar.

La congresista Alexandra Ocasio-Cortez, una de las voces más valientes ahora mismo en la política estadounidense, estuvo este mismo lunes en ese centro de Clint y en otro de la frontera con condiciones muy parecidas. Era una visita de un grupo de políticos que quería ver de primera mano cuál era la situación, en qué condiciones se estaba reteniendo a la gente en la frontera de Texas. A la salida, admitió estar espantada: «Las condiciones son horrendas», dijo.

Horrendo es ver la imagen de un padre intentando salvar con su camiseta a su hija y muriendo ahogados. Horrendo es también ver cómo se ha tenido a un barco con más de 40 personas dando vueltas y vueltas por el Mediterráneo, deteniendo a su capitana porque decidió ignorar las amenazas de Salvini. «Antes presos que cómplices» es lo que publicaba en su cuenta el fundador del Open Arms antes de salir rumbo al Mediterráneo. Nada más que añadir, Óscar Camps.

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