HELENA RESANO. PERIODISTA
OPINIÓN

David contra Goliat

Imagen del pantano de Mediano (Pirineo de Huesca), afectado por la falta de lluvias.
Imagen del pantano de Mediano (Pirineo de Huesca), afectado por la falta de lluvias.
Javier Blasco / EFE
Imagen del pantano de Mediano (Pirineo de Huesca), afectado por la falta de lluvias.

Suena a David contra Goliat y realmente lo es. 21 estudiantes han decidido llevar a juicio al inestable, histriónico e impredecible Donald Trump. Y visto así efectivamente suena a la versión moderna del capítulo de la Biblia. 21 chavales de instituto quieren que un tribunal les reconozca que las decisiones irresponsables de los presidentes de su país de los últimos 15 años han sido inútiles para evitar el cambio climático y eso les ha abocado a heredar un planeta que se muere poco a poco. Así que su demanda no es solo contra Trump sino también contra Barack Obama y George Bush hijo. Y tienen sus motivos.

Ellos y sus hijos serán el futuro de este planeta que cada vez sufre las consecuencias de huracanes más devastadores o de inundaciones más torrenciales. En las últimas semanas tenemos buenos ejemplos de ellos. Sabemos que lo ocurrido en Sant Llorenç, en Mallorca, o en Málaga es la suma de muchos factores, y uno de ellos es el cambio climático. Huracanes que llegan a la Península porque el agua del océano se ha calentado y ha provocado cambios en las corrientes. Torrentes de agua que en segundos arrasan localidades enteras. O trombas de agua, episodios de gota fría, que dejan en 12 horas tanta agua como la que cae durante todo el año, casi 400 litros por metro cuadrado.

Llevamos años escuchando las predicciones de lo que ocurriría si no hacíamos nada, si no actuábamos para controlar las emisiones de CO2 y ahora es cuando esas previsiones han empezado a hacerse realidad. Sonaba apocalíptico aquello de que con un grado más de temperatura del agua aumentarían también los periodos de ciclones o gotas frías. Pero quienes lo predecían, quienes nos avisaban para que hiciéramos algo, sabían de lo que hablaban y ahora estamos donde estamos. Y esto va a ir a peor. Aun así hay gente con poder y con capacidad para tomar medidas que sigue diciendo que esto del cambio climático es una farsa (palabras de Trump en junio del año pasado).

Y a quienes les tocará, si pueden, arreglar los platos rotos nos han dicho que ya está bien, que respondamos por nuestras decisiones. Esos 21 jóvenes tienen todo el derecho del mundo a demandar a quienes han puesto en peligro su existencia, a quienes los obligarán a emigrar a otros sitios porque las inundaciones o los huracanes arrasarán sus casas o sus cosechas. Porque la ciudad en la que viven se hará irrespirable porque nadie impidió a su debido tiempo que eso ocurriera. Seguramente la demanda de esos 21 jóvenes quedará en nada o tardará años en que sea resuelta, pero al menos sirve para que aquí nos replanteemos si lo que estamos haciendo es o no suficiente. Su futuro, nuestro futuro, está en juego.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento