HELENA RESANO. PERIODISTA
OPINIÓN

La nueva diplomacia

HELENA RESANO
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No, no voy a hablar de Trump, aunque ganas no me faltan. Sí hablaré de diplomacia, eso que parece que al presidente norteamericano le trae al pairo o le da mucha pereza. Sí, estos días en los que las buenas relaciones entre vecinos parecen vivir sus horas más bajas, Dinamarca ha anunciado que va a nombrar a un embajador digital. Van a tener a un responsable para negociar, dialogar y establecer relaciones más que diplomáticas con las grandes empresas tecnológicas. El ministro de Exteriores danés justificaba esta decisión diciendo que ahora mismo Google, Apple, Microsoft, Facebook... son empresas que tienen un mayor peso en el desarrollo económico y empresarial de Dinamarca que otros países en los que tenían embajadas. Y no le falta razón. El poder económico y social de las empresas digitales, especialmente las que vienen de Silicon Valley, es innegable. El ministro de Exteriores danés no especificó dónde iba a "abrirse" esta nueva sede diplomática, pero bien podría ser en Palo Alto. Allí están creando el Hyperloop, el nuevo tren supersónico que nos llevará a mil por hora a pasajeros y mercancías. Y desde allí se idean los teléfonos y aplicaciones con los que trabajamos cada día.

La idea de Dinamarca, o al menos como se la han vendido a su opinión pública, es hacer más atractivo a su país para futuras inversiones de las grandes empresas tecnológicas. Y parece que la jugada les ha salido bien porque Facebook ya ha anunciado que va a abrir allí un nuevo datacenter. Se crearán cientos de puestos de trabajo, dicen, y de paso tendrán cerquita a una de las empresas que acumula datos y cuentas de miles de personas. Porque esto de la diplomacia está muy bien, pero no olvidemos que nuestros teléfonos, las descargas de internet, los buscadores, van acumulando registros y registros de nuestra vida digital: lo que nos gusta, a dónde vamos, lo que comemos, las películas que vemos, las conversaciones que tenemos. Información valiosísima para empresas y para organizaciones. Las últimas campañas electorales de EE UU han sido diseñadas y planificadas por los gurús del big data: se trataba básicamente de realizar impactos de anuncios personalizados según los gustos del elector. Así que en una misma familia, dos personas podían recibir anuncios electorales diferentes según sus aficiones o trabajos. La campaña de Donald Trump resultó mucho más barata porque supieron concentrar los anuncios de televisión allí donde sabían que iban a funcionar. Y ¿dónde fue? En los cortes de publicidad de la serie The Walking Dead. Descubrieron que el público de esa serie en EE UU era el más afín con las ideas del candidato republicano. Y acertaron.

Así que sí, los daneses nos han llevado la delantera en esto. Y como andamos fascinados con sus métodos educativos, puede que en breve andemos también hablando de nuestro nuevo y flamante embajador digital español.

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