Hoy muchos de ustedes me leerán saboreando todavía la última escapada, la del puente de la Constitución. Último puente largo antes de las celebraciones navideñas. Cuatro días maravillosos para desconectar, descansar, tomar un poco de aire y volver con ganas para afrontar el maratón de reuniones y comilonas familiares. Muchos se habrán desplazado en coche y quizás han pasado unas cuantas horas en algún atasco. Si es así, esto que va a leer le interesa.
Los atascos de salida y de entrada son evitables. Sí, lo son. Y la solución no pasa únicamente por pagar por ir por un carril rápido, como han propuesto las grandes constructoras hace unas semanas. No. Los atascos son evitables si todos aprendemos a respetar los tiempos y a no pasarnos de listos.
Hace unos días lo relataba de forma gráfica en redes, les invito a que se pasen por mi Instagram para comprobarlo. Estuvimos dos horas para hacer un trayecto de apenas 100 kilómetros porque en cada salida de la nacional I decenas de coches aprovechaban para tomar la salida y reincorporarse unos cuantos kilómetros más adelante. Evitaban estar parados, sí, pero obligaban a los que nos quedábamos en la carretera a frenar. Creaban cuellos de botella para ahorrarse tres kilómetros de retenciones, no mucho más. Así en cada salida. Y, así, la entrada a Madrid se fue congestionando. En algunas salidas la carretera los obligaba a atravesar el pueblo entero, pero les daba igual.
Van a toda mecha para incorporarse de nuevo a la misma carretera que han abandonado unos kilómetros más atrás. Un sinsentido que conforme van pasando las horas se convierte en un efecto dominó. Las retenciones van creciendo hacia atrás, convirtiendo las operaciones de salida o de retorno en auténticos infiernos de los puentes.
En Bélgica, cuando saben que va a haber mucho tráfico, bien por un festivo nacional, por un concierto o por un Gran Premio, cierran las áreas de servicio para que nadie se cuele. Y si tomas una de las salidas con la intención de colarte varios metros más adelante, lo impiden obligándote a circular unos 30 kilómetros hasta que puedes dar la vuelta y volver de nuevo a la carretera.
En Estados Unidos, desde hace mucho tiempo, han colocado semáforos en las entradas a las grandes autovías y carreteras. Con esos semáforos controlan el flujo de vehículos que se van incorporando, evitando así que en las vías de acceso se formen atascos y sobre todo que quienes se incorporan colapsen el carril por el que entran. En el Reino Unido van a instalar también semáforos para controlar las grandes aglomeraciones. Ya ven que es posible evitar los atascos sin tener que pagar. Es solo cuestión de querer hacerlo.
Comentarios
Hemos bloqueado los comentarios de este contenido. Sólo se mostrarán los mensajes moderados hasta ahora, pero no se podrán redactar nuevos comentarios.
Consulta los casos en los que 20minutos.es restringirá la posibilidad de dejar comentarios