GONZALO MARTÍNEZ-FRESNEDA. ABOGADO PENALISTA
OPINIÓN

10 reglas ante el juez si te cita como imputado (sobre todo si eres inocente)

Gonzalo Martínez-Fresneda. Abogado penalista
Gonzalo Martínez-Fresneda. Abogado penalista
GONZALO MARTÍNEZ-FRESNEDA
Gonzalo Martínez-Fresneda. Abogado penalista

En la sociedad judicial en la que vivimos, donde los jueces deciden desde el precio que deben tener las acciones que salen a Bolsa hasta las banderas que deben ondear los hinchas del fútbol, además de resolver todos los días miles de conflictos personales y colectivos, nadie está libre de verse un día delante de un magistrado, algunas veces incluso para responder de algo desconocido como el pobre Josef K. En semejante situación –que muchos comparan con el ingreso en un hospital– tiene su importancia saber desenvolverse y no dar una impresión equivocada.

Con independencia del fondo del asunto, en la comparecencia ante un juez, es importante observar unas normas generales de comportamiento que voy a resumir en el siguiente decálogo:

1. El investigado deberá contestar a lo que se pregunta y nada más que a lo que se pregunta. No deberá anticipar cuestiones. Tampoco deberá adelantar respuestas (aunque se vea venir la siguiente pregunta).

2. Nunca se debe improvisar. Si no se sabe la respuesta es mejor contestar "No lo sé" o "No me acuerdo". No se trata de un examen ni de un concurso en los que hay que procurar tener respuesta para todo. El objetivo no es saberse las respuestas; el objetivo es no meter la pata ni decir una cosa por otra. (Un error involuntario se puede interpretar como una mentira).

3. No hay que caer en provocaciones. Si quien interroga eleva el tono o pregunta de una forma desconsiderada, hay que mantener la calma y responder con una actitud contenida.

4. Cuando la pregunta va referida a lo que se supone que consta en un documento, hay que pedir que se muestre y leerlo antes de contestar. (Es sorprendente la de veces que la gente da por cierto que un documento dice lo que no dice).

5. Cuando quien interroga repite la misma pregunta una y otra vez, aunque sea con otras palabras, decir solo: «Me remito a mi respuesta anterior». Pero nunca intentar volver a contestar una y otra vez.

6. Mirar solo al juez o a quien interroga (si no es el juez). Evitar las miradas al propio abogado (que se interpretan siempre como la búsqueda de una señal) salvo cuando este sea el que pregunte.

7. Nunca se debe sonreír (que se puede interpretar como señal de nerviosismo o, peor aún, de menosprecio hacia la gravedad del momento).

8. Cuando se pregunta por un hecho del pasado que uno ha conocido después de que sucediera, aclarar en qué momento se conoció. (Distinguir entre los diferentes planos temporales del pasado).

9. Procurar no caer en preguntas trampa: las más frecuentes son aquellas que parten de un supuesto de hecho que dan por probado, cuando no lo está. Por ejemplo: "¿Estaba Ud. entre las personas que cruzaron contenedores en la calle?". Respuesta incorrecta: "No". Respuesta correcta: "Perdone, pero a mí personalmente no me consta que se cruzaran contenedores en ningún sitio». Otro ejemplo: "Ya han declarado aquí otras personas que han explicado como en su empresa se dedicaban a maquillar las cuentas. ¿Qué participación tuvo usted en esa actividad?". Respuesta incorrecta: "Ninguna". Respuesta correcta: "Perdón, pero a mí no me consta que esa actividad haya tenido lugar".

10. Ser más extenso solo cuando se contesta a preguntas del propio abogado (último en interrogar). Pero no relajarse nunca, teniendo siempre en cuenta que el juez puede interrumpir y volver a preguntar en cualquier momento.

Cumpliendo estas reglas, el investigado por lo menos no dará una impresión peor que la realidad. Aunque mis mu-chos años como abogado me enseñan que, pasado el pri-mer cuarto de hora, aflora siempre el temperamento que tenga el declarante. Algún puritano pensará que estos son consejos para delincuentes. Nada menos cierto. Son consejos para todos. Piense usted, amigo lector, que nadie está libre de una imputación maliciosa; los de Manos Limpias están fuera de juego, pero tienen muchos imitadores sueltos. Como imitadores tendrá este decálogo. No me importa, siempre que se cite la fuente; de lo contrario tendré que ser yo quien denuncie al plagiario y este tendrá que practicar las diez reglas consigo mismo.

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