La directora del FMI, Christine Lagarde, culpable de negligencia por desviar 400 millones de euros a un bolsillo amigo. Ni un mandamás del FMI sin su pufo. En un gesto navideño, la sentencia no conlleva pena ni antecedentes. ¿Entenderá el tribunal que ser negligente con lo público es una herramienta de trabajo de los dioses del mundo?
OPINIÓN20.12.2016 - 07:01h
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