El aumento de los precios del petróleo impactará sobre todo en los europeos. En España sufriremos las consecuencias negativas por distintas vías:

1. Subirá el IPC energético e indirectamente el IPC del transporte y de los alimentos. Los dos sectores son muy "enervívoros" y no tienen alternativas para sustituir el consumo de carburantes por otros productos. El aumento del IPC tiene efectos adversos sobre los salarios, la competitividad y el superávit externo.

2. Caerá la renta disponible de las familias. Dado que la demanda de carburantes es en el corto plazo difícil de reducir, las familias se ven obligadas a dedicar más recursos a la factura energética, lo que reduce el consumo de otros bienes y servicios producidos en la economía.

3. Aumentará el déficit comercial. Las importaciones son más caras y por tanto se deteriora la balanza comercial de España.

4. Se pagarán más impuestos. El precio de la energía final está gravado por el IVA del 21%, de manera que la recaudación aumenta conforme crecen los precios.

También hay efectos positivos. Primero, cuando los precios del petróleo suben, también crece el consumo de los países de la OPEP, lo cual para España suele suponer un aumento de las exportaciones. Segundo, un eventual incremento del precios del barril contribuiría a dejar atrás la deflación de los últimos años y que los precios remonten. Finalmente, un aumento de la recaudación ayudará a reducir el déficit.