Los Presupuestos del Estado dicen mucho de las prioridades de un Gobierno e influyen en la vida de la ciudadanía más de lo que pudiera parecer. La semana que viene tendrá lugar el primer examen parlamentario y también la primera oportunidad para enmendar el "hachazo" a los asuntos medioambientales.
En los últimos diez años, en la última etapa del Gobierno del PSOE y en la siguiente ya con Mariano Rajoy, las cuestiones medioambientales han sufrido un recorte del 56,5%, que no se compensa con el aumento del 3% del presupuesto de este año, con partidas como la de la oficina de cambio climático, que vuelve a sufrir un recorte del 20%, tras el del 45% de 2017.
Pero no queda ahí la cosa. Por ejemplo, el programa de Gestión e Infraestructuras del Agua sube un 2,5% mientras que el de calidad baja el 3,2%, es decir, se apuesta por el derroche de agua para regadío y frente a la gestión sostenible, o lejos de adaptar nuestra costa el cambio climático, se gasta el 93% del presupuesto para la conservación del litoral en paseos marítimos.
Definitivamente, el Gobierno no se toma en serio los problemas medioambientales ni las oportunidades que ofrecen la economía verde y la fiscalidad medioambiental. La Unión Europea asegura que nos costará más de 100.000 millones la no adaptación al cambio climático, a la vez que perdemos la oportunidad de generar miles de empleos en el sector de las renovables.
Afortunadamente, estos presupuestos no están aún aprobados. Es el momento de cambiarlos.
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