CARMELO ENCINAS. PERIODISTA
OPINIÓN

Bacterias asesinas

Carmelo Encinas, colaborador de 20minutos.
Carmelo Encinas, colaborador de 20minutos.
JORGE PARÍS
Carmelo Encinas, colaborador de 20minutos.

Creí morir. La fiebre no bajaba de 40, sudaba y tiritaba alternativamente, me dolía cada centímetro cuadrado de mi anatomía y  la cabeza parecía empeñada en estallar. La sensación era que dentro de mi cuerpo se libraba una guerra total en la que los míos iban perdiendo. Me llegué a sentir tan débil que, por primera y única vez en mi vida, tuve la tentación de tirar la toalla. Luchaba contra un adversario  pequeño, invisible al ojo humano pero tenaz e implacable, luchaba contra las bacterias.

Todo empezó por uno de esos catarros a los que al principio no prestas mayor atención y al  que no le consientes que pare tu ritmo de vida. Un catarro mal curado que rebotó con una fuerza inusitada pasando de la nariz a la garganta  para ir penetrando en las vías respiratorias como un ejército de ocupación sin que mis defensas naturales se manifestaran capaces de presentarle batalla. Cuando luchas contra las bacteria hostiles hay que acabar con ellas, no puedes dejar heridos. Y un primer tratamiento  con antibióticos no las remató como prescriben los expertos en estas guerras.

Aquellas bacterias maltrechas que lograron sobrevivir al primer ataque se habían repuesto y  multiplicado después exponencialmente su fuerza para hacer frente a una farmacopea a la que ya habían  tomado la medida. Solo la aparición en el teatro de operaciones de unas nuevas y más sofisticadas armas permitió derrotarlas rescatándome del abatimiento al que me tuvieron sometido.

Desde aquel padecer he procurado usar con la mayor prudencia y rigor posible  los antibióticos ante el temor de que un día las bacterias que nos acechan  fueran inmunes a ellos y no fueran capaz de combatirlas. Ese temor parece haberse extendido a nivel planetario. La Organización Mundial de la Salud ha calificado de «riesgo mundial grave y urgente» la resistencia de las bacterias a los antibióticos hasta el extremo de que, de no aparecer nuevas y más sofisticadas moléculas que les planten cara, los medicamentos actuales dejarán de curar y el número de muertes por infección se multiplicará exponencialmente. Hasta el Banco Mundial ha echado cuentas y, según afirman, la proliferación de bacterias resistentes podría ocasionar una caída del PIB a nivel planetario de casi el 4% en el 2050 por el gasto sanitario. Quienes han hecho sonar las alarmas, además de demandar a los científicos que investiguen a fondo la renovación del armamento antibiótico, piden a la sociedad que aprenda a usar los medicamentos.

Los mamíferos aparecieron en la tierra hace 65 millones de años, las bacterias la ocuparon casi 3.000 millones antes. No hace ni un siglo que Alexander Fleming descubrió la enzima antimicrobiana capaz de combatirlas y ya ha empezado el contraataque. Conviene tomarlas en serio. No hay enemigo pequeño.

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