CHARO RUEDA. PERIODISTA
OPINIÓN

¿A dónde van las bolsas de basura de Marie Kondo?

La escritora japonesa Marie Kondo.
La escritora japonesa Marie Kondo.
EFE
La escritora japonesa Marie Kondo.

Con la boca abierta y los ojos como platos. Así estoy, y no sé si por asombro o por admiración, desde que he descubierto que hay un método Konmari y una gurú que lo promociona, Marie Kondo, una japonesa que se está haciendo de oro por enseñarnos a ordenar el espacio en casa y a tirar bolsas y bolsas de basura a rebosar de objetos y ropa que ya no nos hacen felices.

Esta escritora de best-sellers con más de 10 millones de copias vendidas, con un canal en YouTube que siguen millones en todo el mundo y autora de ese método basado en el feng shui, el sistema chino que proclama el orden consciente y armónico del espacio por su influencia positiva en las personas que lo ocupan, se ha instalado con más éxito si cabe en nuestras vidas a través de Netflix con un reality titulado ¡A ordenar con Marie Kondo! del que habla todo el mundo.

En la serie, de ocho capítulos, Kondo visita la casa de personas a quienes ayuda a deshacerse de lo que ya no usan, porque eso se va a traducir en bienestar personal y en felicidad inmensa. Tengo que confesar mi admiración por esta gente que se dedica a explicar lo obvio y que consigue no ya que se le haga caso, sino convertirse en guía espiritual de nuestra existencia. Tremendo.

Kondo vende que hay que deshacerse de todo lo que tenemos en casa que no nos provoque una «felicidad centelleante», lo dice así su fórmula mágica que afirma que mantener el orden afecta y produce felicidad y que solo se puede conservar aquello que nos aporta alegría. Así que hay que revisar cada objeto que tenemos por categorías y sostenerlo cerca para ver si nos hace felices. Vamos sacando todo: ropa, objetos, menaje, muebles…, lo acercamos al corazón y si nos produce bienestar, lo devolvemos al armario o al cajón, y si no, directo a la bolsa de basura.

La intención primera parece buena, no hay que acumular ni comprar cosas innecesarias. Pero solo la intención. La solución deja bastante que desear, no hay más que ver la cantidad de bolsas de plástico que salen en los capítulos de la serie cuando termina el orden en una casa y sus dueños se quedan tan descansados y «felices» por haber podido llenarlas hasta rebosar, haberse desprendido sin llorar de todo lo que «rechaza su corazón» y haber sabido quedarse solo con lo que cabe en sus armarios.

Para hacer el completo, ¿explica el método Marie Kondo qué hacer después con tanta basura generada por esa aspiración a la felicidad? ¿Aporta alguna alternativa a la bolsa de basura? Parece que no. En su fórmula no entra este pequeño detalle, porque el éxito reside en que has logrado ordenar a lo Konmari y por eso ahora tu vida será infinitamente mejor. Lo del despilfarro, los residuos, el medioambiente, los océanos, el planeta… ya si eso…

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