Me presento: soy Carlota en casa, periodista en el trabajo y millennial para la sociedad. Dicen, esos que critican a los jóvenes con lupa y con canas, que también soy narcisista, consentida, individualista y superficial. Aunque esperad, la guinda viene ahora: soy hija de la Logse. La joya del árbol genealógico.

Pero por favor, no seamos tan duros. La generación más preparada de la historia (¿hace unos años no éramos unos ninis?) no podía ser perfecta, y unos cuantos señores, con un ansia insana por el etiquetado, ha encontrado en los 'defectos' que 'definen' a una generación tan amplia como la Y (de 19 a 37 años) su pasatiempo. Es obvio (para ellos) que los que crecieron con Las Mamachicho y los que lo hicimos con OT formamos una masa homogénea (total, 20 años de brecha no son nada). Nos definen como individuos egoístas y frustrados; indignados y obsesos de las redes. Ah, sobre esto último... al fin, ¡bingo!

Y precisamente cuando creía que empezaban a entendernos, deciden dejar sin letras el abecedario. Generación Z (0-18 años), pasad por ventanilla y sacad el paraguas, que arrecia: sois los siguientes. De vosotros, que venís al mundo con una tablet bajo el brazo, han tardado poco en decir que aspirais a ser youtubers, que la concentración es vuestro talón de aquiles y que os merecéis el apodo de 'blanditos'. Por eso desde mi experiencia como millennial, un consejo mientras ves La patrulla canina o tuiteas con avidez: tu año de nacimiento les da más pistas que el DNI o el CV. La que se te avecina, centennial... ¡Paciencia y suerte!