Cuando Casemiro salió tras el descanso del encuentro de San Mamés y el Real Madrid mejoró su prestación ante un Athletic Club que, con su presión asfixiante, había ahogado al equipo blanco durante la primera mitad, se generalizó la opinión de que el brasileño no podía faltar en noches como esa. Era una solución tan evidente que nadie entendía como Lopetegui no la había tomado desde el principio

El técnico vasco sí tomó la decisión de darle la titularidad en el Sánchez Pizjuán, otra plaza complicada. Sin embargo, con el brasileño como eje del centro del campo blanco, la respuesta fue mucho peor. 3-0 del Sevilla en el primer tiempo y choque resuelto para el cuadro hispalense.

Es indiscutible que Casemiro es un activo básico de la plantilla blanca. Lo ha demostrado en los últimos años, sobre todo en momentos concretos y decisivos de la Liga de Campeones, donde su fantástica respuesta para ayudar en los detalles, como el juego aéreo que tanto suma en el balón parado, y sobre todo en algo más constante como conseguir darle espacio a Kroos y a Modric y proteger su espalda, le ha llevado a ser considerado con total merecimiento uno de los mejores centrocampistas defensivos del mundo.

Sin embargo, en ocasiones se reducen demasiado el juego a algo individual, cuando el fútbol depende totalmente de la organización colectiva. En el caso del Real Madrid, además, cuya plantilla la forman jugadores como Isco, Benzema, Bale, Asensio, Modric, Kroos o Ceballos, ese orden debe lograrse a través de la pelota, y si el cuadro merengue no muestra seguridad en su plan A y es capaz de potenciar al perfil de futbolista por el que ha apostado, no habrá 'Casemiro' que conduzca a la victoria.