Retórica y más retórica. Rajoy siembra más dudas. Creímos que esta vez aceptaría el encargo del Rey para la investidura y ahora ni eso está claro. Habla incluso de abrir un periodo de reflexión, y en realidad amenaza con un periodo de presión. Justo lo que no quieren los socialistas. Por eso hacen encaje de bolillos al explicar un “no es no” que choca con su otro “no” a las terceras elecciones. El “a día de hoy”, de Pedro Sánchez, constituye toda una declaración de ambigüedad que nos devuelve a que lo más probable es que cualquiera sabe. La abstención de Ciudadanos no ayuda a que el PSOE haga lo propio y el mes de Julio ya huele a chamusquina. Solo una filigrana, una de esas jugadas de política fina que vemos en las series extranjeras, podría lograr que España tuviera gobierno en agosto. Rajoy es quien maneja los tiempos pero no parece un gran orfebre.

Noviembre es de cobardes.

Rajoy está viendo su soledad.

¿Una puerta entreabierta?

Acelerar el trámite.

¡Abajo el rey Ricardo!