
Ahora se llama EvAU, no Selectividad, pero los nervios son los mismos de siempre. De los 300.000 estudiantes que concurren a la prueba, el 20% sufrirá ansiedad. Se juegan demasiado de un solo golpe, y sus progenitores también porque son quienes han de posibilitar las alternativas si sus hijos no alcanzan la nota. En los exámenes los móviles han de estar apagados, las mochilas cerradas y los padres superprotectores no pasar de la puerta. Aunque algunos lo intentan.
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