CARMELO ENCINAS. DIRECTOR DE OPINIÓN DE '20MINUTOS'
OPINIÓN

Las flaquezas de los bolcheviques

El líder de Podemos Pablo Iglesias.
El líder de Podemos Pablo Iglesias.
Chema Moya / EFE
El líder de Podemos Pablo Iglesias.

La obsesión de un hombre maduro por una adolescente. Es el argumento de La flaqueza del bolchevique, una gran novela de Lorenzo Silva que Martín Cuenca llevó al cine en el 2003 con el eficaz Luis Tosar y una jovencísima e inquietante María Valverde.

El protagonista se declaraba bolchevique por su identificación mitómana con un personaje de la Revolución Rusa que irrumpió en los aposentos de la duquesa Olga hija del zar Nicolás II. Un perfil mas icónico que ideológico.

Aquellos bolcheviques fueron los precursores de los partidos comunistas que brotaron por toda Europa, cuya férrea organización ha sobrevivido al tiempo a pesar de los embates de la historia y de sus adversos resultados electorales.

En España, el PCE se integró en Izquierda Unida, que a su vez se coaligó en la marca Unidas Podemos, cuyo apoyo resulta ahora imprescindible para que prospere el 23 de julio la investidura de Sánchez.

Su líder, Pablo Iglesias, parece decidido a apostar fuerte en la pretensión de colocarse en la mesa del Consejo de Ministros a pesar de la insistencia del PSOE en negárselo amenazando incluso con volver a elecciones.

La presión de Izquierda Unida

El pulso de Iglesias padece varias flaquezas y una nada despreciable presión que ejercen sus socios de Izquierda Unida por el temor cerval a una nueva cita con las urnas que pueda complicar aún mas su mala situación financiera.

La formación que encabeza Alberto Garzón arrastra una deuda hipotecaria de 9 millones que trata de enjugar con el apoyo de la organización morada, con quien se comprometió en 2016 a financiarse a través microcréditos al margen de entidades bancarias.

Las malas expectativas de una repetición electoral y la consiguiente caída que conllevaría en las subvenciones públicas ligadas a los resultados hace particularmente temible para IU ese escenario.

Además, la influencia de Garzón sobre Iglesias no se limita a su amistad personal. El líder de Podemos sufre un déficit enorme de estructura territorial causada por la dispersión de las confluencias y el descontrol de los círculos. Ahora necesita más que nunca a los experimentados cuadros del PCE que conforman en buena medida la urdimbre de Izquierda Unida.

La tentación de Íñigo Errejón

Hay en Podemos otra debilidad, de momento más virtual que real, pero que ronda en la cabeza de sus dirigentes cuan pesadilla. Me refiero a la tentación que pudiera tener el exnúmero dos de los morados, Íñigo Errejón, de montar una plataforma política para concurrir a unas hipotéticas elecciones generales en noviembre.

Hasta la fecha no hay un solo movimiento que justifique ese temor pero la difusión, sin duda interesada, de tal supuesto ha provocado ya temblores de piernas. Más Madrid, la candidatura que encabezara Errejón en la Comunidad Autónoma que dio origen a los morados, obtuvo el triple de votos que los cosechados por Podemos y semejante registro da idea de hasta qué punto podría resultar devastador para Iglesias el enfrentarse en unos comicios a quien fuera su mano derecha.

Son flaquezas con las que difícilmente puede sujetarse con firmeza un órdago como la exigencia de colarse en el Consejo de Ministros a cambio de apoyar la investidura. Y Pedro Sánchez lo sabe.

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