CARMELO ENCINAS. PERIODISTA
OPINIÓN

El caos de la bici

Carmelo Encinas, colaborador de 20minutos.
Carmelo Encinas, colaborador de 20minutos.
JORGE PARÍS
Carmelo Encinas, colaborador de 20minutos.

La escena la presenció el que suscribe en una céntrica calle de Madrid. Una pacífica octogenaria caminaba pausadamente cuando surgió por detrás un mocetón en bicicleta a toda marcha y sorteando a los viandantes que le incomodaban. Los regateaba altanero como haciendo pública gala de sus facultades como driblador virtuoso. Era obvio que con aquellas piruetas quien corría allí los riesgos no era el avezado ciclista, perfectamente pertrechado con casco, guantes y coderas sino los peatones a los que esquivaba hasta rozar sus límites. Así estuvo a punto de ocurrir con un viandante que hizo un movimiento de improviso con el que no contó el émulo perverso de Perico Delgado, y que sus reflejos le permitieron regatear.

En su forzada maniobra no sucedió igual con la pacífica anciana que marchaba unos metros por delante. La buena señora sintió cómo el manillar de la bici mordía su brazo izquierdo y la hacía tambalearse. Unos centímetros más y la habría pasado por encima. El tipo, al ver que la señora, aunque quejosa y dolorida, se mantenía de pie, ni se apeó del vehículo. Cuando aquella venerable dama le expresó airada su queja por arrollarle, el mocetón no dudó en recriminarla. "Señora va usted por medio de la acera", le espetó y siguió su ruta todo digno como si nada hubiera pasado.

Aquello sucedió tan rápido que dudo que el ciclista escuchara siquiera las expresiones que le dedicamos la media docena de espectadores que asistimos boquiabiertos a su performance. Para cuando logramos salir de la incredulidad, ya estaba demasiado lejos. Al margen de lo caro que le pudo costar a aquella señora la alegre carrera de aquel subproducto de la raza humana, me dejó muy preocupado el convencimiento con que manifestó que allí quien estorbaba era ella y no él.

Es obvio que en los últimos años el uso de la bicicleta en las aceras se ha generalizado de tal manera que los peatones han dejado de tener un lugar seguro por el que transitar. Incidentes parecidos al aquí descrito se multiplican cada día en una pugna por el espacio público en el que los caminantes llevan siempre las de perder. Aún no he visto a un solo policía municipal recriminar a los ciclistas por hacer uso indebido de las aceras. Es así porque los ayuntamientos están promoviendo su uso sin haber desarrollado una normativa clara que determine por donde pueden rodar y por donde no, y los agentes carecen de órdenes precisas.

La bicicleta tiene todos los parabienes como alternativa de transporte ecológica y saludable para los trayectos cortos, pero los peatones no pueden tributar con el riesgo de su integridad física la falta de carriles bici ni el desorden viario en que se está incurriendo por dejación en las grandes ciudades. El caos en torno al uso de la bicicleta es absoluto, y la competencia por el espacio no debiera resolverse a tortas.

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