CARLOS GARCÍA MIRANDA. ESCRITOR
OPINIÓN

Adiós, Pablo. ¡Hola, Íñigo!

Íñigo Errejón, detrás de Pablo Iglesias durante una jornada de la Asamblea Ciudadana Estatal en febrero.
Íñigo Errejón, detrás de Pablo Iglesias durante una jornada de la Asamblea Ciudadana Estatal en febrero.
Ballesteros / EFE
Íñigo Errejón, detrás de Pablo Iglesias durante una jornada de la Asamblea Ciudadana Estatal en febrero.

Errejón ha irrumpido en una campaña electoral que pintaba de lo más cansina. Se lo agradezco un montón porque ya no sabía qué hacer para dejar de escribir las mismas columnas que en las últimas elecciones. Y en las otras, y las otras... Más País dice que llega con la intención de desbloquear, lo que suena de lo más novedoso después de que la falta de pactos haya sumido a España en un eterno domingo.

La culpa ha sido de todos, pero una gran factura la pagará Podemos. Iglesias ya se ha proclamado la pieza de caza mayor haciéndose la víctima frente a la "traición" de Errejón. Sabe que se entenderá con Sánchez (dicen que ya le hizo ojitos como ministro) y que le quitará la llave de la victoria de la izquierda. Lo que Iglesias no tiene tan claro es que el principal culpable del fracaso de Podemos es él mismo.

Su partido se ha convertido en la presa por la codicia de sus propios dirigentes, de la que son rehenes. Hay tantos problemas en sus filas como en su organización territorial (su inexplicable apoyo al independentismo les ha otorgado el título de Pagafantas del procés). En lugar de enmendar la plana, Iglesias opta por radicalizar el discurso como candidato de las clases populares; lo de que se sienta a presentar libros con Cebrián, el mismo al que puso en su autobús, ya tal.

Acusa a Errejón de vendido a un sistema frente al que Podemos asegura mantenerse íntegro, cuando la realidad es que tanta dignidad (y ego), al final, les deja fuera. España hace mucho que cambió, ahora es más diversa y habrá que buscar la manera de que todos estemos representados, ¿no?

Más País se presentan como un voto contra la abstención de los que están más a la izquierda del PSOE pero tienen un punto de practicidad que falta en Podemos. A ver cómo se lo monta, pero no debería caer en las simpatías por los independentistas, que siempre le vienen fatal a la izquierda. A mí me suena regular que en Twitter se colocaran lo primero la etiqueta de feminista cuando su líder, como siempre, es un tío. Además, en Instagram no paran de bombardear con lo 'verdes' que son.

Feminismo y ecologismo son problemones, pero ahora también son modas que la política debe abarcar de un modo diferente a como lo hacen los influencers. Esos no hablan de que en nuestro país hay socavones en la precariedad laboral, la vivienda, el futuro de las pensiones o la sanidad, temas que para otros grupos que pueden tener la llave del gobierno, como Vox, no son precisamente prioritarios.

Las siglas de un partido que aspira a la representación nunca tendrían que ponerse por encima de los verdaderos intereses de la sociedad. Todos nuestros líderes, de un lado y del otro, deberían contar con el talante suficiente para pedir menos ministerios y más país para sus ciudadanos.

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