¡Ya están aquí...! Léase arrastrándose la "i", como en la película Poltergeist. Un año más, las pulseritas han vuelto. Es verano y ¿quién sabe por qué? nos vuelve locos lucir en la muñeca un trozo de silicona. A ser posible, con propiedades medicinales.

La historia de algunas pulseras veraniegas es una película de terror. Ocurrió con el timo de las Power Balance, las que prometían el equilibrio eterno. Y digo timo con todas las letras: aquello terminó con una demanda colectiva en EEUU donde se condenó a la empresa a pagar 57 millones de euros.

¿Y las pulseras antimosquitos? Contienen activos que repelen los insectos y son un complemento (especialmente en niños que van de campamento). Pero por mucha "aura" ahuyenta mosquitos que cree la pulsera alrededor de la persona, el efecto nunca será comparable al de un repelente líquido en contacto directo sobre la piel. Gana el spray o "fluflú" de toda la vida.

¿Cuál es el mejor repelente? Saquemos la lupa en las etiquetas. Aunque el uso de citronela está muy extendido, los estudios muestran que no es tan eficaz. El único repelente efectivo de origen natural es el citriodiol. Entre los mal llamados repelentes "químicos", el DEET sigue siendo el rey. La OMS también aconseja su uso para viajar a zonas donde los mosquitos transmiten enfermedades.

No olvidemos tampoco las barreras físicas de protección, como la vestimenta. Menos pulseras y más mosquiteras. Es un consejo de su farmacéutica.