Dice la Constitución que las mociones de censura se hacen para "exigir la responsabilidad política del Gobierno", y la diputada que la argumentó ayer en el pleno, Irene Montero, portavoz de Unidos Podemos, se empleó a fondo en ese fin. Golpeó con dureza y cargada de razón –y a veces, de alguna demagogia- no solo al actual Gobierno de Rajoy, sino también al anterior y a otros gobiernos autonómicos del PP.
Montero hizo de Pablo Iglesias incluso mejor que el propio Pablo Iglesias de otros debates. Tanto, que cuando le llegó el turno a Iglesias, tras unas imprevistas réplicas de Rajoy a Montero, al líder de Podemos se le vio al comienzo de su largo parlamento dividido entre ser Iglesias o ser Errejón, si hacer el papel de indignado jefe de la oposición o el de sólida alternativa de Gobierno. Luego, Iglesias se asentó en lo segundo, y hasta desgranó, aunque de modo un poco desordenado, algo parecido a un programa.
Incluso apuntó el presidenciable un mea culpa hacia el PSOE: "Asumo los errores que pude cometer", dejó caer, parecía que en referencia implícita a su estrategia de negociación (o de no negociación) con el PSOE cuando el intento de investidura de Pedro Sánchez. Pero fue un breve titubeo entre las dos almas de Iglesias, pues añadió de inmediato: "Creo que el tiempo nos ha dado la razón".
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