ANDRÉS ABERASTURI. PERIODISTA
OPINIÓN

Nada nuevo pese a tanto ruido

Andrés Aberasturi, colaborador de 20minutos.
Andrés Aberasturi, colaborador de 20minutos.
JORGE PARÍS
Andrés Aberasturi, colaborador de 20minutos.

Cuando entonces, fui a entrevistar una tarde a Dolores Ibarruri, Pasionaria, en su despacho en la calle Santísima Trinidad -la Trini- de Madrid. Terminamos cantando a dúo viejas canciones de iglesia que se sabía de memoria. Muchos años después volví a aquel edificio a dar clases de periodismo porque allí se había instalado una de esas universidades norteamericanas en la que duré un suspiro: a los tres meses no tenía nada que enseñar a los alumnos. Hoy no sé ya dónde tiene la sede Izquierda Unida -creo que en la calle Olimpo- porque tras la catástrofe electoral del PCE en el 82, que pasó de 19 a 4 diputados, y salvo el periodo liderado por Anguita ya como IU, nunca más volvió a levantar cabeza. Alcanzó con Llamazares en 2008 lo que parecía el mayor desastre, hasta que Garzón por libre -y con Podemos ya en liza- dejó a IU sin grupo propio en el Congreso al lograr dos diputados en las elecciones generales, nueve menos de los obtenidos en los comicios de 2011.

¿Y a qué viene este paseo por el callejero y los resultados del pasado? Pues a muchas cosas, aunque parezca que no. Por ejemplo, a demostrar que en todos los partidos de izquierda se han cocido pucheros y pucheros de habas; y no hay más que leer -aunque sea en la Wikipedia- las guerras internas de los históricos con purgas incluidas, expulsiones vergonzantes, trasvases ideológicos, dimisiones provocadas y provocadoras. Y así hasta llegar a la actual situación de Podemos o el propio PSOE, porque la casi vieja IU ya ni existe, mal que le pese a Errejón, partidario de prescindir del vetusto rojerío y vestir solo de morado.

Nada nuevo, pues, pese a tanto ruido, bajo el techo del Congreso, salvo que antes, cuando cantaba yo con Pasionaria canciones de iglesias, no había lo que hoy llamamos redes sociales y las guerras internas eran sobre todo eso, internas, y La Clave de Balbín el único debate envuelto en humo y con película por medio. Hoy la política carece de pudor y me imagino que es bueno aunque el espectáculo resulte tristón para el ciudadano. Se hace sin pudor y con demasiada prisa porque la crisis en Podemos es seguramente una crisis adolescente y la del PSOE de senectud. Habrá que esperar a ver qué sale de todo esto, porque hasta ahora las escaramuzas solo tienen 140 caracteres y así no hay forma de enterarse del fondo -si es que hay fondo, claro-. Lo más peligroso es que todas las partes en todos los partidos con problemas reconocen que ese no es el camino y tienden la mano al contrario al mismo tiempo que se preparan para morder y ser mordidos.

¿Y la derecha? Feliz desde la barrera con la lección bien aprendida de lo ocurrido en la UCD y unida -seguramente más débilmente de lo que parece- porque el poder hace muchos amigos y porque siempre han sido más de ordeno y mando y todos a callar. Le quedan los juzgados, claro, pero eso en España va siempre para demasiado largo.

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