Cuando entonces, fui a entrevistar una tarde a Dolores Ibarruri, Pasionaria, en su despacho en la calle Santísima Trinidad -la Trini- de Madrid. Terminamos cantando a dúo viejas canciones de iglesia que se sabía de memoria. Muchos años después volví a aquel edificio a dar clases de periodismo porque allí se había instalado una de esas universidades norteamericanas en la que duré un suspiro: a los tres meses no tenía nada que enseñar a los alumnos. Hoy no sé ya dónde tiene la sede Izquierda Unida -creo que en la calle Olimpo- porque tras la catástrofe electoral del PCE en el 82, que pasó de 19 a 4 diputados, y salvo el periodo liderado por Anguita ya como IU, nunca más volvió a levantar cabeza. Alcanzó con Llamazares en 2008 lo que parecía el mayor desastre, hasta que Garzón por libre -y con Podemos ya en liza- dejó a IU sin grupo propio en el Congreso al lograr dos diputados en las elecciones generales, nueve menos de los obtenidos en los comicios de 2011.
¿Y a qué viene este paseo por el callejero y los resultados del pasado? Pues a muchas cosas, aunque parezca que no. Por ejemplo, a demostrar que en todos los partidos de izquierda se han cocido pucheros y pucheros de habas; y no hay más que leer -aunque sea en la Wikipedia- las guerras internas de los históricos con purgas incluidas, expulsiones vergonzantes, trasvases ideológicos, dimisiones provocadas y provocadoras. Y así hasta llegar a la actual situación de Podemos o el propio PSOE, porque la casi vieja IU ya ni existe, mal que le pese a Errejón, partidario de prescindir del vetusto rojerío y vestir solo de morado.
Nada nuevo, pues, pese a tanto ruido, bajo el techo del Congreso, salvo que antes, cuando cantaba yo con Pasionaria canciones de iglesias, no había lo que hoy llamamos redes sociales y las guerras internas eran sobre todo eso, internas, y La Clave de Balbín el único debate envuelto en humo y con película por medio. Hoy la política carece de pudor y me imagino que es bueno aunque el espectáculo resulte tristón para el ciudadano. Se hace sin pudor y con demasiada prisa porque la crisis en Podemos es seguramente una crisis adolescente y la del PSOE de senectud. Habrá que esperar a ver qué sale de todo esto, porque hasta ahora las escaramuzas solo tienen 140 caracteres y así no hay forma de enterarse del fondo -si es que hay fondo, claro-. Lo más peligroso es que todas las partes en todos los partidos con problemas reconocen que ese no es el camino y tienden la mano al contrario al mismo tiempo que se preparan para morder y ser mordidos.
¿Y la derecha? Feliz desde la barrera con la lección bien aprendida de lo ocurrido en la UCD y unida -seguramente más débilmente de lo que parece- porque el poder hace muchos amigos y porque siempre han sido más de ordeno y mando y todos a callar. Le quedan los juzgados, claro, pero eso en España va siempre para demasiado largo.
Comentarios
Hemos bloqueado los comentarios de este contenido. Sólo se mostrarán los mensajes moderados hasta ahora, pero no se podrán redactar nuevos comentarios.
Consulta los casos en los que 20minutos.es restringirá la posibilidad de dejar comentarios