ANA RUIPÉREZ. ANALISTA DE MYWORD
OPINIÓN

Juventud, ¿divino tesoro?

Ana Ruipérez.
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MYWORD
Ana Ruipérez.

Hace ya más de un siglo que el nicaragüense Rubén Darío se lamentaba del paso de los años en su poema 'Canción de otoño en primavera'. Decía: "Juventud, divino tesoro/ ¡ya te vas para no volver!" y con solo un par de versos plasmaba un sentimiento, quizás universal, de anhelo por esta etapa de la vida. Si bien hay razones para la añoranza, por ejemplo, unas rodillas sanas o el tener toda la vida por recorrer, lo cierto es que la juventud no es un camino de rosas: se presenta llena de obstáculos emocionales. La encuesta sociológica Ulises revela algunos de ellos.

Preocupantemente, la mitad de los jóvenes de 18 a 24 años dice que, en alguna medida, se ha estado sintiendo desanimado y deprimido. Si bien es cierto que los mayores de 64 años no están exentos de desánimo, este se reduce 19 puntos porcentuales respecto a los ciudadanos de menor edad.

Además, los jóvenes tienen menos autoestima: más de uno de cada cinco encuestados de 18 a 24 años afirma que, en alguna medida, siente que personas de su entorno le miran con desprecio y uno de cada diez declara no creer en sí mismo y en sus capacidades. De nuevo, estas cifras contrastan con las registradas para los mayores de 64 años: un 5% declara sentirse menospreciado -16 puntos menos que los jóvenes- y un 6% no confía en sus capacidades –cuatro puntos menos que los de 18 a 24 años-.

Los jóvenes también sufren desasosiego e inseguridad en mayor medida que sus mayores: un 18% declara no sentirse, por lo general, seguro y sin miedo. Una vez más, se gana bienestar emocional con los años; entre los ciudadanos de mayor edad la inseguridad se reduce a la mitad, 9%.

Pese a todo y sorprendentemente, los jóvenes no son más pesimistas que los demás. El 66% de ellos ve el futuro con optimismo y la cifra es del 65% entre los mayores de 64 años. De hecho, si tomamos solo a los muy optimistas, los jóvenes ganan a los de mayores -43% frente al 33%-. Quizás el entusiasmo sea propio de quienes, como decíamos al principio, tienen toda la vida por recorrer.

Conviene quedarse también con la parte positiva de esta historia, que es que los años tienen sus ventajas, pues con ellos crecen la confianza y la seguridad y se apacigua el desánimo. Esto también lo dijo en un poema Saramago: "Tengo los años que necesito para vivir libre y sin miedos./ Para seguir sin temor por el sendero, / pues llevo conmigo la experiencia adquirida/ y la fuerza de mis anhelos".

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