OPINIÓN

El "amigo" Otegi

Otegi pide al PNV que no les culpe si adelanta las elecciones
El coordinador general de EH Bildu, Arnaldo Otegi.
EP
Otegi pide al PNV que no les culpe si adelanta las elecciones

Hace una semana, Arnaldo Otegi ya formaba parte de "la dirección de Estado", según proclamaba el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias. Para entonces, EH Bildu se había convertido en socio del club de partidos amigos del Gobierno de coalición, al participar activamente en la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado. Quién se lo iba a decir a un gobierno español (a cualquiera). Quién se lo iba a decir a la izquierda abertzale. Nada hay en política que no puedan llegar a ver tus ojos.

Con el transcurrir de los días, de estar en la dirección de Estado, Otegi ha pasado a estar frente al Tribunal Supremo del Estado. Y no es por una causa menor: pertenencia a organización terrorista por intentar reconstruir Batasuna. La incomodidad se ha hecho evidente en Moncloa, porque no ayuda a la armonía de la gestión política realizarla de la mano de un individuo acusado de tales tropelías. Hay amistades que no conviene frecuentar, aunque la experiencia nos dice que el criterio sobre qué frecuentar y qué evitar se ha relajado mucho en España.

Pero este episodio bien podría animar a la reflexión de quienes diseñan las estrategias políticas en las cercanías del poder, porque deja en evidencia una pregunta que se plantearon algunos socialistas cuando los cinco diputados de Otegi votaron a favor de los Presupuestos, en medio del entusiasmo de las bancadas parlamentarias de PSOE y Podemos: ¿qué necesidad había de pactar con EH Bildu si sus escaños no eran necesarios para sacar adelante las Cuentas? 

Por algún motivo aún no explicado, Moncloa ha querido hacer acopio de votos en el Congreso sin mirar a quién correspondían. Si ya es trabajoso gobernar acompañado de Podemos, hacerlo escoltado por Esquerra Republicana de Cataluña tiene notables contraindicaciones, y sumar a EH Bildu podía acabar de varias maneras, pero ninguna buena. Y no ha habido que esperar mucho para confirmarlo.

"¿Qué necesidad había de pactar con EH Bildu si sus escaños no eran necesarios para sacar adelante las Cuentas?"

Ahora, Moncloa y Ferraz, el sector PSOE del Gobierno y el propio partido, gastan sus energías en apartar de sí el cáliz de Arnaldo Otegi como si no se conocieran de nada, como si solo se hubieran cruzado por la calle en un encuentro puramente casual. Y tendrán éxito en el intento, porque la experiencia de estos tiempos nos informa de que toda inconveniencia pasa al olvido o deja de ser relevante en cuestión de días o, a lo sumo, pocas semanas. Quienes estaban en contra de la participación de EH Bildu en el grupo de los partidos satélites del Gobierno simplemente incrementarán el número de razones que ya tenían para criticarlo. Y quienes estaban a favor encontrarán la manera de justificar incluso aquello que no hay por dónde justificar.

A lo hecho, pecho. El fin justifica, como poco, algunos medios. Y el fin se ha conseguido. Mañana la táctica será otra, si es que hay que cambiarla.

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