Si bien la situación sigue siendo muy grave, todos los indicadores han tomado la senda descendente.

El 21 de enero se dio el pico de positividad, con 17,6 positivos por cada cien testados, primer indicador en ceder al día siguiente.

L.B.

Seis días después, el 27, tuvimos el máximo de Incidencia Acumulada a 14 días, con 900 casos por 100.000 habitantes.

L.B.

El 2 de febrero cedió la curva de ocupación hospitalaria con un 24%; el día anterior había alcanzado el 25%.

Siguió la ocupación de UCI el día siguiente con un 44%; había alcanzado un 45% el día anterior.

L.B.

Y, por último, la curva de fallecimientos, la más irregular, selló su día más trágico el 2 de febrero con 724 fallecidos para comenzar después un descenso pronunciado.

L.B.

El Indicador de Riesgo Territorial (IRT), indicador combinado que tiene en cuenta sobre todo los fallecimientos, también toma pendiente descendente aun con vaivenes alrededor del máximo.

L.B.

No obstante, sigue habiendo regiones con situaciones muy complicadas.

Tenemos todavía siete Comunidades con porcentaje de ocupación de UCI superior al 50% entre las que destaca La Rioja.

L.B.

Y la positividad de la Comunidad Valenciana, que dobla la media de España, con un 26% y de Castilla la Mancha, con un 23%, es muy preocupante y podría deberse a un mayor porcentaje de contagios producidos por las nuevas variantes.

L.B.

La buena noticia es que se consolida la mejoría de la situación de extrema gravedad que hemos sufrido a raíz del exceso de contactos del puente de diciembre y de las fiestas de Navidad. La mala es que seguimos en medio de una situación muy complicada; quizá nos hemos acostumbrado a estas cotas desorbitadas de contagios y fallecimientos que sufrimos y es necesario que tomemos conciencia de que estamos muy lejos de niveles de contagio asumibles.

La solución está en nuestras manos: reducir los contactos a la propia unidad de convivencia. No hacerlo se muestra cada vez más como un acto de insolidaridad.