La confianza no era precisamente un rasgo que pudiese definir la relación entre Ayuso y Aguado. Las elecciones de 2019 les convirtieron en socios forzosos. Lo han sido sin conseguir (quizá ni intentarlo) trasladar una sintonía aparente entre ellos ni entre el PP de Madrid y Cs. Casi nadie en la Asamblea regional daba a la entente cuatro años. Visto en perspectiva, quizá algunos hasta verán un éxito que ese matrimonio forzoso haya durado más de 18 meses.
OPINIÓN11.03.2021 - 06:59h
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