Rebeca Marín Periodista y escritora
OPINIÓN

El rebrote de clases

Trump, con mascarilla.
Trump, con mascarilla.
Trump, con mascarilla.

Cataluña, Aragón, Andalucía… cada vez son más los lugares donde la pesadilla pandémica acecha de nuevo. Rebrotes continuos que crecen como setas en las infografías de los informativos. Un mapa de España cada vez más encendido, más incendiado.

Las cadenas abren con las mismas imágenes de aglomeraciones de gente celebrando fiestas de manera inconsciente y cerril, pero solo algunos destacan estas noticias: “Dos inmigrantes que llegaban esta madrugada en patera portaban el virus”. Una noticia cierta, pero perversa. Algunos dirán que si es verdad no hay problema, y yo les digo que destacar la excepción y omitir otras realidades es una forma de manipular, de hecho, la más común hoy día.

Porque es entonces cuando nuestro cerebro registra este mensaje: los inmigrantes vienen contagiarnos de nuevo. ¿Cuántos han destacado la noticia de que un turista caucásico llega portando el virus? Algo muy complicado porque los únicos que se someten de manera obligada a los test PCR son los inmigrantes sin papeles, como si este virus entendiese de burocracia. Los cientos de turistas alemanes o británicos que llegan a Baleares solo tienen que rellenar un cuestionario asegurando que carecen de síntomas, pasar un control de temperatura y un reconocimiento facial. Y como queremos que gasten, pues no vamos a incomodarles con una cuarentena, menos ahora que Inglaterra nos ha hecho el favor de retirar la que teníamos que guardar obligatoriamente los españoles para entrar en sus islas.

Los únicos que se someten a los test PCR son los inmigrantes sin papeles, como si este virus entendiese de burocracia.

¿Y qué me dicen sobre los contagios entre temporeros? Algunos lo achacan al hacinamiento, las malas condiciones y la falta de material protector para realizar su trabajo. Normal, pensarán, todos juntos trabajando y durmiendo en el mismo sitio. Pero, ¿se han fijado en las imágenes de los aviones saturados de turistas deseosos de sol y playa? ¿Es que en un avión el hacinamiento y los contagios no existen?

Se ha hablado de que este virus es racista. En Estados Unidos, el país con más fallecidos (ya superan los 130.000), una gran parte corresponden a gente negra de clase baja. Aquellos que acumulan patologías porque no tienen una sanidad pública, sin recursos para pagarse un respirador o estar ingresados un día. Un Trump que compra casi todos los antivirales del primer tratamiento aprobado dejando al resto del mundo sin nada.

El virus no entiende de cuentas corrientes o razas, no prefiere el avión a la patera ni al trabajador que al turista.

El virus no es racista o elitista, los clasistas somos nosotros. No entiende de cuentas corrientes o razas, no prefiere el avión a la patera para expandirse, ni al trabajador que al turista, ni al negro pobre que al blanco rico. El pecado no está en las cosas, sino en los ojos del que las mira.

Teman el rebrote porque nos acecha, pero uno para el que no existen antivirales, el del racismo.

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