Primero, cuando la clase política les pedía un esfuerzo extra, ellos recordaban los años previos de recortes y despidos extra. Después, cuando las UCI mutaron a funerarias, exigieron al menos material apropiado para salvar vidas ajenas mientras arriesgaban la propia. Y ahora, han terminado por explotar tras comprobar que parte de ese material era una chapuza. Han decidido callar y seguir a lo suyo, y que hablen los tribunales.
OPINIÓN24.04.2020 - 06:19h
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