Están siempre ahí, pero solo a veces aparecen en nuestros televisores, y entonces la conciencia hace clic, y la clase política –izquierda o derecha– aprovecha el momento para hacer bandera de su causa, poniendo un parche que solo remedia, y no cura. Pero unos días después, todo regresa al baúl del olvido, mientras ellos siguen estando ahí, hacinados, jugándose la vida, sin rumbo, o en el fondo del Mediterráneo.
OPINIÓN20.11.2020 - 07:26h
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