Encarna Samitier Directora de '20minutos'
OPINIÓN

Putin y Eurovisión

Jamala y Putin.
Jamala y Putin.
ARCHIVO
Jamala y Putin.

En 2016, Ucrania ganó Eurovisión con una canción nada festivalera. Jamala, su intérprete, recordaba en ‘1944’ la deportación masiva a Uzbekistán, a finales de la Segunda Guerra Mundial, de los tártaros que vivían en Crimea. La ordenó Stalin con el pretexto de que colaboraban con los nazis.

La canción no gustó a Putin, que dos años antes se había anexionado Crimea y acusaba de nazismo a cualquier oponente. Así es la atmósfera irrespirable que imponen los sátrapas. Ni el vuelo de una mosca, ni una canción, ni un recuerdo histórico desagradable pueden quebrantar su orden tiránico.

Desde hace unos días, Jamala está a salvo con sus dos hijos en Alemania, tras una huida agónica de Ucrania, donde se ha quedado su marido para luchar. Desde allí, lleva recaudado cerca de un millón de euros para ayudar a los refugiados. Seguramente, jamás imaginó cuando actuaba bajo los focos de Eurovisión que volvería a interpretar ‘1944’ en circunstancias terribles. Y que el sufrimiento de los tártaros sonaría como el del pueblo ucraniano bajo las bombas.

El bombardeo de un hospital infantil en Mariúpol y los atroces ataques a civiles inscriben a esta ciudad y a otras cuyo nombre ignorábamos en la lista de ciudades mártires, como Alepo, como Grozni. Un niño murió en ese bombardeo, y cerca de un centenar han sido asesinados desde que empezó la guerra. Cruz Roja describe la situación como apocalíptica.

¿Dónde tenéis la cabeza? ¿Dónde tenéis el corazón? No puede pasar mi juventud allí porque me arrebatasteis mi paz”, dice la letra de Jamala. El drama de Ucrania interpela al mundo.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento