Joaquim Coll Historiador y articulista
OPINIÓN

Por la boca muere el pez

La alcaldesa de Vic y diputada de JxC en el Parlament de Cataluña, Anna Erra.
La alcaldesa de Vic y diputada de JxC en el Parlament de Cataluña, Anna Erra.
ATLAS
La alcaldesa de Vic y diputada de JxC en el Parlament de Cataluña, Anna Erra.

Los separatistas se envuelven en bonitas palabras como democracia, libertad, diálogo, pero en el fondo su proyecto político se fundamenta en una pulsión hispanófoba y supremacista. Eso no significa que la mayoría de los independentistas de a pie sean xenófobos. Hay bastantes que incluso dicen ser de izquierdas. Pero la razón última por la cual desean separarse del resto de españoles es porque se creen diferentes y, claro está, también mejores. 

Esta semana ha habido dos casos muy llamativos. El primero fue protagonizado por la eurodiputada Clara Ponsatí que en su primera intervención en Estrasburgo caracterizó históricamente al Estado español como intolerante. Estableció un paralelismo entre la expulsión de los judíos en tiempos de los Reyes Católicos con el supuesto “desprecio” hacia la “minoría catalana”. Para cargar más las tintas, afirmó que el antisemitismo de Hitler se había inspirado en España.

Por desgracia, la intolerancia religiosa contra los judíos fue general en Europa, antes y después de los Reyes Católicos. Masacres, persecuciones y expulsiones se sucedieron en Inglaterra, Rusia, Alemania, Francia, Italia, etc., a lo largo de la Edad Media. 

España, pues, no fue una excepción. También Barcelona vivió en 1391 un brutal pogromo con 300 muertos y la destrucción completa de la judería. Aquí nadie puede dar lecciones. En el siglo XX, el criminal antisemitismo de Hitler se fundamentó en una concepción ya no religiosa sino racial. Fue otra historia. Señalar a España como inspiradora de esa nueva monstruosidad contra los judíos es un disparate descomunal. Pero la campaña contra las instituciones españolas de los eurodiputados Puigdemont, Comín y Ponsatí se rige por la máxima de “calumnia, que algo queda”.

El segundo escándalo lo ha protagonizado la alcadesa Vic y diputada autonómica, Anna Erra, también de JxCat, al afirmar que los catalanes autóctonos poseen “rasgos físicos” especiales, y les animó a no pasarse al castellano con quien “parezca” extranjero. Aunque más tarde pidió disculpas, sus palabras reflejan esa carga racista hispanófoba que comparte con Quim Torra y muchos otros independentistas. Pero como por la boca muere el pez, se les ve cada vez más el plumero.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento