Pepu Hernández Portavoz del grupo municipal del PSOE en el Ayuntamiento de Madrid
OPINIÓN

Escalada competitiva

Arranca el reparto de mascarillas en Madrid, para el que piden "tranquilidad"
Arranca el reparto de mascarillas en Madrid, para el que piden "tranquilidad"
Europa Press
Arranca el reparto de mascarillas en Madrid, para el que piden "tranquilidad"

La política nacional, la autonómica y la local están entrando en una dinámica muy peligrosa. Una dinámica competitiva contraria al deseo de una gran mayoría que pide una sólida puesta en común.

Define la RAE el término competición en su primera acepción como “prueba o conjunto de pruebas en que una serie de contrincantes luchan por conseguir un triunfo”. En la segunda acepción se refiere al “enfrentamiento o rivalidad entre dos o más partes por conseguir una misma cosa”.

Pues bien, parece que también estamos afectados de una fiebre competitiva sin sentido, sin un objetivo definido y común. Competición entre formaciones políticas nacionales, entre comunidades autónomas, entre ciudades e incluso entre compañeros del mismo partido. Una competición con distintos objetivos e intereses que poco o nada se parecen al razonable interés común.

No se puede competir a ver quién dice la mayor barbaridad, quién ofende más o incluso quién “desescala” más rápido.

Toda competición debe tener unas reglas de juego aceptadas por los participantes, para que su desarrollo se atenga a criterios de justicia y equidad. Pero esto no es lo que está sucediendo. Ahora no hay reglas, no hay terreno de juego, no hay juez. Solo hay unos ciudadanos atónitos que observan cómo se suceden los distintos lances.

La competición bien entendida, reglamentada y acordada me ha aportado extraordinarios momentos de diversión y emoción, y grandes dosis de adrenalina, que se vuelve perjudicial y perversa si se compite cuando no toca.

Perjudica a los que juegan, a los ciudadanos que no comprenden este espectáculo poco edificante y que lo único que perciben es desunión, incertidumbre y falta de criterios comunes para resolver la emergencia provocada por la pandemia de la Covid-19 y la crisis social y económica a la que nos tenemos que enfrentar. 

Deberíamos valorar los daños que este irresponsable 'juego' va a producir

Deberíamos valorar los daños colaterales que este irresponsable, irracional y caprichoso “juego” va a producir en los perplejos espectadores, sean o no seguidores de los equipos que participan en la contienda.

Deportistas acostumbrados a competir, sin embargo, nos están transmitiendo tranquilidad, buen criterio y sensatez. Rafa Nadal o los hermanos Pau y Marc Gasol nos dejan sus reflexiones en estos momentos de paréntesis competitivo. Nos dicen: “Soy un ciudadano más. Tengo derecho a opinar, pero todo se politiza” o “Me temo que pronto volveremos a quejarnos por tonterías”.

La Gasol Foundation, que ha mostrado su preocupación por los menús de comida rápida que distribuye la Comunidad de Madrid, nos indica el camino a seguir. No está compitiendo y, basándose en su experiencia, colabora advirtiendo de las consecuencias negativas que tiene para la salud de nuestros jóvenes mantener ese tipo de alimentación. Y parece que lo hace con éxito, aunque siempre he pensado que lo importante no es quien lo consiga, sino conseguirlo.

Ahora no toca competir, toca colaborar entre todos. Ayudar a quienes lo necesitan, que desgraciadamente cada vez son más, y coordinar todos los esfuerzos en torno a un objetivo común: combatir la pandemia y paliar la emergencia social sobrevenida. Ya habrá tiempo para competir cuando las circunstancias sean más favorables y podamos hacerlo en igualdad.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento