Joaquim Coll Historiador y articulista
OPINIÓN

A Putin también le llegará su hora

Vladimir Putin
Vladimir Putin.
DPA vía Europa Press
Vladimir Putin

En 2001, el expresidente yugoslavo, Slobodan Milosevic, conocido como ‘el carnicero de los Balcanes’, fue entregado por el Gobierno de Serbia a la Corte Penal Internacional (CPI) de La Haya para ser juzgado por crímenes de genocidio y de guerra. Un año antes todavía se creía intocable. Pero la oposición democrática logró derrotarlo en las urnas y, aunque el dictador intentó anular las elecciones, una insurrección popular acabó con su régimen sin que el Ejército saliera en su defensa. La economía del país estaba hundida tras años de guerras, y las nuevas autoridades de Belgrado acordaron la extradición exprés de Milosevic como contrapartida para recibir la importante ayuda europea. Sin ese dinero, no habría sido entregado tan rápido, pero tampoco si Serbia no hubiera iniciado el camino hacia la democracia.

Lamentablemente, hoy es imposible que Putin caiga: ni se avecina un cambio democrático en Rusia ni él está dispuesto a aceptar una derrota

Se acusa a Vladimir Putin de ser el responsable de los crímenes de guerra que sus tropas están cometiendo en Ucrania, y también de genocida por los brutales actos contra la población civil en Bucha, Mariúpol, etc. El presidente Joe Biden no duda en señalarlo directamente. La Fiscalía de la CPI está recogiendo pruebas sobre el terreno y se habla de constituir un tribunal especial para que el autócrata ruso y sus colaboradores sean juzgados. Lo sucedido con los crímenes en la antigua Yugoslavia es un ineludible precedente. Ahora bien, los principales responsables de las matanzas en Bosnia (Milosevic, Karadzic y Mladic) no fueron capturados por la OTAN, sino entregados por Serbia tras un cambio de régimen y solo cuando en el Gobierno de Belgrado hubo políticos reformistas y europeístas. Lamentablemente, hoy es imposible que Putin caiga: ni se avecina un cambio democrático en Rusia ni él está dispuesto a aceptar una derrota sin antes escalar la guerra hasta lo impredecible.

Es imprescindible dejar de financiar su guerra y a la oligarquía que le apoya

Eso no significa que las atrocidades que se están cometiendo no deban ser perseguidas, y algún día juzgadas. Pero ahora mismo jugar a acorralar a Putin no es lo más conveniente. Pronto hará dos meses que empezó la guerra y las negociaciones están bloqueadas. Tan importante como armar a Ucrania para que luche contra la agresión, es encontrar una salida para que el conflicto no se enquiste meses o años. No es realista apostarlo todo a la derrota del autócrata del Kremlin. Es imprescindible dejar de financiar su guerra y a la oligarquía que le apoya, pero Alemania y otros países europeos no podrán librarse de la dependencia del petróleo y gas ruso hasta 2024. Las democracias tienen que defender sus valores frente a los regímenes autoritarios, pero hay que saber lo que va primero de lo segundo. Con Putin antes o después habrá que firmar la paz y, como a Milosevic, aguardar a que le llegue su hora por esos crímenes. 

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