OPINIÓN

Mirando al cielo

Luis Medina Abascal durante la entrega de los premios 'A' al coleccionismo en Madrid.
Luis Medina Abascal durante la entrega de los premios 'A' al coleccionismo en Madrid.
GTRES
Luis Medina Abascal durante la entrega de los premios 'A' al coleccionismo en Madrid.

Vivimos tiempos confusos y de extrañas maravillas. Los guantes de plástico barato se transforman en relojes de oro, rólex por un decir; las mascarillas de baja calidad, previo toque de varita mágica, pueden convertirse en un majestuoso velero; y los test para detectar la covid, en los momentos cuando más fuerte azotaba la pandemia, se fundieron en pisos de lujo y cochazos de altísima gama. 

Algo, mejor dicho, mucho, no cuadra y se nos escapa de las manos. La actualidad nos sigue llegando cada día con las imágenes de una guerra cercana, en la que la destrucción, los muertos, los heridos y los desplazados que nos depara el drama que está sufriendo Ucrania y que el resto de Europa siente como una amenaza, se está instalando en nuestras vidas.

Y mientras ocurren estas cosas, vivimos estos días la pausa vacacional que marca la Semana Santa. Tras dos años de temor y restricciones esta vez la posibilidad de viajar despreocupados nos ha permitido ¡por fin! hacer esas escapadas que acortan el año y alejan de las grandes preocupaciones.

Así que estamos todos mirando al cielo creyentes y descreídos. El tiempo marca los planes de estos días, que si la procesión sale que si reservas en la terraza o dentro del restaurante que por la tarde refresca…

Son días también propicios para que la calma ocupe el lugar de las prisas y que el silencio y la reflexión desplacen el estrés y el desasosiego.

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