Míriam Juan-Torres González Investigadora senior en More in Common
OPINIÓN

Causa común en un mundo incierto

Paseando con mascarillas por Madrid.
Paseando con mascarillas por Madrid.
Jorge París
Paseando con mascarillas por Madrid.

“Dividida”. Así es como describen principalmente los ciudadanos de seis países europeos a sus sociedades. El único país en el cual no escogen este atributo es Italia, donde le precede “corrupta.” Cómo les gustaría que fuese su sociedad, en cambio, es comprensiblemente muy diferente. En España: trabajadora, solidaria, y respetuosa con el medioambiente.

La percepción de división política y social se ha instalado de forma casi palpable en nuestras sociedades, una percepción que ha ido significativamente en aumento desde el inicio de la pandemia, cuando, durante unos instantes, muchos sintieron que sí existía la solidaridad social. En More in Common hemos podido seguir esta evolución, identificando tendencias comunes, pero también diferencias entre ciudadanos españoles, italianos, alemanes, franceses, polacos y británicos como parte de un proyecto llamado Navegando la Incertidumbre, que en España incluye una encuesta nacional representativa y grupos de discusión con ciudadanos de todo el territorio.

Navegando la incertidumbre, porque esos son los sentimientos que parecen predominar entre los ciudadanos. Es probable que la invasión de Ucrania, como lo hizo la pandemia, altere el curso de la historia en Europa y reorganice la política internacional en los próximos años. La guerra tendrá un impacto en la perspectiva de las personas, probablemente agravando esos sentimientos de confusión e inseguridad.

"La mayoría de Españoles cree que la economía y los temas sanitarios deberían ser prioritarios"

No obstante, y a pesar de la crispación que muchos dicen sentir, en España también hay lugar para el optimismo. En España es donde más se confía en los otros y hay (a diferencia de en otros contextos como Italia o Francia) tanto optimismo de que las diferencias se pueden superar como pesimismo. De hecho, si bien el 61% de la ciudadanía española percibe a nuestra sociedad como dividida, la mayoría apunta a los partidos políticos como causantes de esa división y de forma unánime, y sin matices, dice sentirse agotada ante la división política y preocupada por ella.

También existen consensos: la mayoría cree que la economía y los temas sanitarios deberían ser prioritarios, quieren una manera de hacer política diferente y, con pocas excepciones, se muestran preocupados por cuestiones climáticos y favorables a acción en este ámbito.

En este sentido, las cuestiones climáticas no están polarizadas y generan simpatía entre (casi) todos los sectores, incluyendo todas las generaciones, población urbana y sobre todo rural, y los votantes del PSOE, de UP, del PP, Ciudadanos y también porcentajes significativos de los votantes de Vox (aunque estos últimos a veces son más atípicos, mostrando una diferencia significativa con los populares en este sentido).

Desde que estalló la guerra, la conversación sobre la independencia energética y la transición verde se ha vuelto aún más relevante y eso puede, pero no tiene por qué, ser divisivo. En un contexto de fatiga y incertidumbre, el reto climático y energético presenta una oportunidad para mostrar que se pueden hacer las cosas de forma diferente, respondiendo a la demanda ciudadana y por el bien común.

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