Las dos crisis, tanto la financiera como la sanitaria, han evidenciado la debilidad del estado del bienestar. Las políticas públicas son esenciales ante desafíos como esta pandemia, y el escudo social desplegado en este último año y medio es la prueba palpable de que nadie puede quedar atrás.

Con estas crisis ha emergido con virulencia una realidad lacerante: los jóvenes sufren un desempleo insufrible que les impide, ni tan siquiera, plantearse su futuro a medio plazo. Bastante tienen con hacerlo a corto plazo.

De ahí que los planes de choque integrales sobre formación, trabajo o vivienda formen parte del escudo social. Porque los jóvenes son protagonistas de lo que queremos ser como sociedad. También en las pensiones se les ha dado un protagonismo inusitado a raíz del acuerdo en el Pacto de Toledo. Porque los jóvenes son actores principales del futuro del sistema de protección social y es esencial que confíen en que en el futuro percibirán unas pensiones dignas. En eso consiste la reforma de las pensiones, hoy en trámite parlamentario.

Es imprescindible tener un sentimiento de pertenencia de un proyecto colectivo si queremos sentirnos de una comunidad, porque desde la unidad construimos más y mejor. Lo hemos demostrado en esta pandemia.

Las potencialidades de las personas adultas es una riqueza de la que no podemos prescindir

Tenemos claro el objetivo: jóvenes, mayores... ¿y de las personas de 45 a 64 años no se habla? Las potencialidades de las personas adultas es una riqueza de la que no podemos prescindir, y eso es algo que el Gobierno de Pedro Sánchez ha asumido como un compromiso.

España 2050 es un proyecto común y colectivo, que generará un sentimiento de pertenencia si lo vivimos como propio. Y en eso estamos los y las socialistas. España 2050 contiene un diseño de cómo seremos como comunidad, con un patrón socialdemócrata. Hablamos de objetivos, como por ejemplo, llegar a la tasa de empleo hasta el 80%, especialmente la femenina, o incrementar la inserción laboral de la población de entre 55 y 64 años.

Aumentar la tasa de empleo de los de más de 45 años es un desafío individual y colectivo. Ese es el camino y el objetivo de la reforma en pensiones, hoy en trámite. La tasa de empleo en España de los mayores de 55 a 64 años se ha incrementado en 12 puntos. Pero aún estamos lejos de los países nórdicos y Alemania, que están por encima del 70%, o incluso Suecia, que está en el 78%. Y ese es, precisamente, el objetivo que tenemos los y las socialistas.

Es indecente que el PP plantee una enmienda a la totalidad a una reforma 
que recoge el sentir del diálogo social

Este objetivo es primordial y positivo para todos y todas, individual y colectivamente. Individual porque hablamos del trabajo como la palanca de emancipación de las personas, y colectivo porque supondrá un elemento esencial para la sostenibilidad de las pensiones, para una sociedad inclusiva.

Y nos revelamos ante la derecha reaccionaria. Es indecente que el Partido Popular plantee una enmienda a la totalidad a una reforma que recoge el sentir del Congreso de los Diputados en el Pacto de Toledo y el sentir del diálogo social. Escuchar a Rajoy decirle a Casado que van a derogar la reforma de las pensiones para recuperar su funesta reforma del 2013 que lleva a la pobreza de los pensionistas y a la depauperación del sistema de protección social es un absoluto despropósito, o peor, una indecencia

Por ello, a la pregunta de: ¿quién está pensando en las personas de 45 a 64 años? La respuesta es: Nosotros; los y las socialistas. Nosotros no queremos volver a antes de la pandemia. Nosotros queremos una sociedad de futuro que piense en todas aquellas personas de 45 años a 65 años y en todos y todas. Crecer para repartir y repartir para crecer. Una sociedad de futuro que sintamos como nuestra. Una sociedad inclusiva y justa.