Mario Garcés Jurista y escritor
OPINIÓN

Apnea española

Inmediaciones del aeropuerto de Kabul tras el atentado.
Inmediaciones del aeropuerto de Kabul tras el atentado.
XINHUA NEWS/CONTACTOPHOTO
Inmediaciones del aeropuerto de Kabul tras el atentado.

El buceo libre se ha considerado un deporte extremo toda la vida de Dios hasta que llegamos los españoles y lo convertimos en un banal entretenimiento. Tenemos la costumbre de suspender la respiración durante varios minutos, ya sea bajo el agua o sobre la tierra y, durante la fase de inmersión, nos transformamos. Eso sí, en el momento que emergemos y salimos a la superficie volvemos a ser los mismos.

La primera modalidad de apnea española tiene lugar cuando se produce un episodio en algún lugar del mundo que nos enfrenta al horror más lacerante. En ese momento, como ocurre con Afganistán, el español tradicional se cala las aletas a los pies y se desliza entre las aguas revueltas para protestar airadamente. Cierto es que la bronca durará lo que dura la respiración debajo del agua porque, de manera general, todos necesitan respirar. Y la visión del horror es irrespirable. 

El hedonismo iliberal sustituye cualquier conato de esfuerzo sostenido por una causa justa en cualquier lugar del mundo. Dicho de otro modo, estos días se hablará finalmente más de Mbappé que de cualquier mujer lapidada en Afganistán, donde, por cierto, allí sí que las azotan hasta que sangran, como dijo una vez Pablo Iglesias en referencia a lo que haría con una mujer española.

Los habrá, además, que se lancen al agua con un bañador de diseño porque lo importante es una fotografía para las redes sociales. Es verdad que, a todos esos, si se les pone un mapa delante para localizar Kabul, no lo harán, y si se les pide que expliquen la diferencia entre los talibán y el ISIS, no sabrán. Es como Biden mirando el reloj en mitad del funeral de los trece soldados asesinados en Kabul. La inmersión no soporta más tiempo del imprescindible y hay que mirar el reloj para salir del agua.

La segunda modalidad de apnea española es la que tiene lugar en las aguas de nuestra historia común. Hay nadadores de izquierda y de derecha que se zambullen a buscar jirones de nuestro pasado y, cuando salen a la superficie, cuentan relatos prodigiosos que nunca sucedieron. La memoria submarina histórica. También están los que se sumergen y preguntan a los muertos qué votarían de estar vivos ahora. La última ocurrencia por parte de algunos es afirmar que si Lorca estuviera vivo, votaría a Vox. Albert Rivera ya tenía la costumbre de decir lo que pensaría ahora Adolfo Suárez, quizá porque tenía algún puente de contacto con el más allá. 

En definitiva, para practicar el arte del buceo libre hay que tener una buena técnica de respiración y saber que siempre hay que volver a la superficie con la conciencia de que lo que se ha visto permanece allí. Que se lo digan a Lady Gaga y a Bradley Cooper, que esperan en la superficie. Shallow.

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