Carmelo Encinas Asesor editorial de '20minutos'
OPINIÓN

Mi coche eléctrico

Carga coche eléctrico.
Carga coche eléctrico.
HONDA
Carga coche eléctrico.

El titular de esta columna puede resultar engañoso: yo no tengo coche eléctrico. Es en realidad una expresión del deseo de incorporarme cuanto antes a la corriente europea imperante y hacerme con uno de esos vehículos que no hacen ruido ni echan humo. Al coche que ahora conduzco ya no le quedan muchos telediarios, pero lo cuido como un bebé con la idea de estirar su vida útil hasta que el mercado oferte automóviles eléctricos con similares prestaciones a las que me proporciona. Permanezco pues atento al mercado del automóvil y a pesar de los avances que la tecnología va experimentando en este campo veo aún la oferta de coches movidos por electricidad muy lejos de competir con los que consumen gasoil o gasolina.

Algo han ido bajando en los últimos años, pero comparando segmento por segmento el precio sigue siendo demasiado alto para el bolsillo de la clase media lo que reduce extraordinariamente su salida comercial.

En el aspecto técnico el principal problema continúa siendo la limitada autonomía de estos coches que no admite cubrir largas distancia sin una prolongada pausa para enchufarlos. Aunque las baterías son cada vez más sofisticadas y reducidas en tamaño mientras no acumulen energía suficiente para viajar de Madrid a Barcelona o a Sevilla sin temor a quedarse tirado por falta de energía será difícil que las ventas de vehículos eléctricos superen a las de los convencionales.

La industria ha de hacer por tanto un esfuerzo extraordinario de investigación y transformación que la UE quiere estimular. Solo en España entre los años 2021 y 2023 se ha previsto una inversión pública de 4.295 millones de euros de los fondos europeos para impulsar la llamada electromovilidad integrando las plantas españolas en las cadenas de fabricación internacionales más avanzadas y el desarrollo de las pilas de litio e hidrógeno para los nuevos motores. Conviene recordar que nuestro país es, tras Alemania, el segundo fabricante europeo de automóviles y que, al no tener una marca nacional propia, hemos de ser muy competitivos para mantener la posición.

De ese dinero procedente de Europa una partida considerable será destinada a fomentar el despliegue de puntos de recarga cuya desarrollo actual no pasa de ser anecdótico. En este aspecto el papel de los ayuntamientos es fundamental. Las administraciones municipales han de promover la instalación de puntos de recarga no solo en las calles, centros comerciales y estaciones de servicio sino también en los parkings públicos y de residentes. Ahora en la práctica solo pueden apostar por el coche eléctrico quienes dispongan de una vivienda unifamiliar con garaje o vivan en una de las pocas comunidades de vecinos que han dotado a sus plazas de aparcamiento de puntos de recarga. Hay una labor ingente por hacer en este sentido que ha de ser también estimulada.

La UE va en serio con lo del coche eléctrico, tanto es así que ya le ha puesto fecha al final de los motores de combustión. A partir de 2035 no podrán venderse en Europa automóviles que emitan CO2, lo que supone el veto absoluto a los vehículos que consumen gasoil y gasolina, incluidos los llamados híbridos. Son 14 años en los que tanto el sector como los poderes públicos han de ponerse las pilas, y nunca mejor dicho. Un tiempo en el que los consumidores iremos viendo cuando damos el salto al coche eléctrico según las circunstancias y posibilidades de cada cual. En lo personal confió que sea más pronto que tarde, desde luego mi coche hasta el 2035 no va a aguantar.

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