Carmelo Encinas Asesor editorial de '20minutos'
OPINIÓN

Desaliento juvenil

Archivo - Jóvenes trabajando en equipo.
Jóvenes trabajando en equipo.
YOUNG BUSINESS TALENTS - Archivo
Archivo - Jóvenes trabajando en equipo.

Las encuestas revelan muchas veces aspectos de la vida que ya intuíamos y no terminábamos de aceptar por lo que resultan útiles para constatarlo. Es el caso del trabajo demoscópico publicado días atrás sobre la actitud de la juventud ante la política y la democracia. Bajo el título de El Futuro Es Ahora sondearon a cerca de 14.000 jóvenes entre los 16 y los 34 años con la idea de saber hasta que punto se sienten representados por los políticos y lo que creen que les importaban ellos a los políticos. Desconozco en los términos que fueron interrogados o si pudo haber, sin pretenderlo, preguntas que indujeran las respuestas, pero lo cierto es que el resultado es devastador. Esa Macroencuesta , en cuya elaboración colaboraron ESIC Universidad, la fundación Ashoka y la plataforma Oshoigo, viene a decir que el 87% de los que preguntaron se siente poco o nada representados por los partidos políticos actuales. Se suponía que formaciones de nuevo cuño como Ciudadanos, Vox y sobre todo Podemos podrían motivar a la gente joven o que al menos establecieran con ese segmento de población una cierta empatía por lo que tuvieran de novedosas sus propuestas o de carisma sus líderes y sin embargo nada de eso aparece reflejado en la encuesta. Es más el rechazo se dispara al 92% cuando lo que muestra es la convicción de que lo que ellos opinen le importa un pimiento a la clase política.

Aunque esa pueda ser su percepción tan negativa visión no responde a la realidad. Una cosa es que los partidos en España hayan perdido sintonía con amplios segmentos de la sociedad, por el poco ejemplo que nos dan y el escaso entusiasmo que suscitan, y otra muy diferente es que la gente joven no les importe. Aunque solo fuera por interés electoral las organizaciones políticas si tienen muy presente la necesidad de captar el voto juvenil y no hay discurso de partido que no haga referencia a los problemas de las nuevas generaciones y la necesidad de ofrecerles un futuro mejor. Lo que si resulta evidente es que ninguna formación ha conseguido transmitir un proyecto rotundo y convincente capaz de rescatarles de la ausencia de expectativas imperante desde hace más una década. No hay un discurso ilusionante para un colectivo en el que la precariedad laboral afecta al 60 por ciento de sus miembros y la ilusión es el motor de la vida.

Carece de sentido alguno que los chavales más preparados y talentosos, en cuya formación se han invertido ingentes cantidades de recursos públicos, terminen buscándose la vida fuera de España porque su país es incapaz de poner en valor su alta cualificación. No es de recibo que el mileurismo rampante sea visto como moneda corriente entre las nuevas incorporaciones al mercado de trabajo y se eternicen los contratos de prácticas. Tampoco resulta presentable que la vivienda sea una quimera para la economía juvenil en un país con una gigantesca bolsa de pisos vacíos y donde las administraciones podrían estimular los alquileres públicos como ocurre en la

mayoría de los países de nuestro entorno. En tales circunstancias no puede extrañar que dos de cada tres menores de 30 años sigan viviendo en casa de sus padres y que la natalidad siga cayendo sin freno, con las consecuencias que tiene la inversión de la pirámide demográfica que ello provoca.

Salimos a trompicones de una pandemia que se ha llevado la vida de mucha gente mayor y ha ensombrecido aún más las expectativas de los más jóvenes. Esa gran tarea de recuperación que tenemos por delante es cosa de todos y esta vez los jóvenes no pueden quedarse fuera.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento