Helena Resano Periodista
OPINIÓN

El peligro de confiarse justo ahora

Puerta del Sol de Madrid tras el fin del estado de alarma.
Puerta del Sol de Madrid tras el fin del estado de alarma.
Luca Piergiovanni / EFE
Puerta del Sol de Madrid tras el fin del estado de alarma.

Supongo que haber llegado hasta aquí sin haberse contagiado debe de dar una sensación de cierta falsa seguridad. Muchos creen que, si a estas alturas no han tenido síntomas, o bien es porque lo han pasado sin darse cuenta, (han sido de ese grupo de asintomáticos que han pululado por ahí sin enterarse de nada), o bien porque su inmunidad es tan fuerte que no hay virus que pueda con ella. Y, créanme, pensar así y relajarse justo ahora, puede ser un grave error.

El otro día escuchaba a Carles Francino en su vuelta a la radio tras muchos días apartado por este virus. No lo ha pasado bien, se le complicó, estuvo ingresado, y lo peor, ese contacto estrecho que le contagió no pudo superar la enfermedad. Se le entrecortaba la voz contando cómo habían sido estos días, cómo tuvo un pequeño ictus, estuvo aislado, hubo momentos críticos e incluso llegó a perder la voz: "Las he pasado canutas", confesaba. Muy emocionado, contó cómo ha vivido estos días apartado de los micrófonos, viendo, como un espectador más, cómo se calentaba la olla política, el debate y, lo peor, cómo reaccionaban algunos tras el fin del estado de alarma.

Siempre he creído, especialmente con este virus, que hasta que no te tocaba, no acababas de concienciarte sobre lo mucho que nos jugábamos

Siempre he creído, especialmente con este virus, que hasta que no te tocaba, no acababas de concienciarte sobre lo mucho que nos jugábamos. Solo al principio, los primeros días del confinamiento, hubo un compromiso colectivo de parar el virus, de saber que estando en casa salvábamos vidas. Pero a los pocos días, 15/20, tras el primer mes de encierro, a muchos el compromiso se les fue por el sumidero. Solo si alguien muy cercano le veía las orejas al lobo, entendías y comprendías de qué iba esto. Tantas y tantas veces he escuchado eso de que "las mascarillas son un coñazo", "estoy harto de no poder salir de mi barrio, de mi ciudad", "ya no puedo más con lo de no poder ver a mis amigos"… Callar muchas veces porque, ¿qué vas a decir a gente adulta, preparada se supone, informada también, cuando dicen eso? ¿Cómo les vas a intentar convencer de que, lo que están diciendo, es una majadería?

Relajarse justo ahora puede ser peligroso. Queda poco, aguantemos. Y celebremos cuando toque todo lo que no hemos podido celebrar

Hace solo un par de semanas, un buen amigo nos escribió. Él y su mujer se habían contagiado. Ellos eran de los que creían de verdad que, en algún momento de estos meses, lo habían tenido que pasar. Con hijos, viajando, trabajando, era imposible no haberse contagiado ya. Pues sí, era posible y cuando les tocó, el bicho les dio un buen susto. Él tuvo que estar ingresado varios días, con apoyo de oxígeno, con una neumonía jodida que le dejó con un hilo de voz. El día que le daban el alta me envió un audio: la alegría de saber que volvía a casa se me quedó helada en la garganta cuando escuché esa vocecilla narrándome su odisea. El virus no se ha ido, la gente sigue contagiándose, y sigue dejando muertos. Relajarse justo ahora puede ser peligroso. Queda poco, aguantemos. Y celebremos cuando toque todo lo que no hemos podido celebrar. 

Mostrar comentarios

Códigos Descuento