Helena Resano Periodista
OPINIÓN

Si Maggie puede, yo también puedo

Maggie, de 90 años, es la primera mujer en recibir en el mundo la vacuna de Pfizer
Maggie, de 90 años, es la primera mujer en recibir en el mundo la vacuna de Pfizer
Jacob King / POOL
Maggie, de 90 años, es la primera mujer en recibir en el mundo la vacuna de Pfizer

Seguro que estos días le han repetido la pregunta varias veces: «¿Tú te vas a poner la vacuna?». Amigos, familiares, conocidos o compañeros de trabajo están haciendo su propio sondeo casero, preguntando a sus allegados (no con los que van a cenar en Nochebuena, sino con los que tienen más a mano) si ellos ven seguro vacunarse ya del virus. 

Todavía más de la mitad de los españoles –según el último CIS–, no acaba de confiar en qué puede pasar con las primeras vacunas de la Covid. Muchos prefieren esperar a ver qué ocurre, qué efectos secundarios provoca –si es que los hay– y cómo pueden afectar. Desconfían de unas vacunas que han llegado en tiempo récord. Y solo un tercio de los españoles, a día de hoy, da un rotundo sí a la pregunta de si se va a vacunar.

Este pasado martes, la imagen de Maggie dio la vuelta al mundo: era la primera persona en recibir la vacuna de Pfizer. La semana que viene Maggie cumplirá 91 años y siente que, esta vacuna, ha sido su regalo de cumpleaños adelantado, «el mejor de todos». Y lo siente así porque entiende, sabe, que ya vacunada podrá hacer lo que tanto tiempo lleva esperando: «Esta vacuna me permitirá pasar más tiempo con mi familia», decía ante las cámaras tras ponerse la primera dosis. 

La segunda llegará en 21 días y hasta entonces no estará del todo inmunizada así que, de momento, la Nochebuena Maggie deberá pasarla en cuarentena y, si todo va bien, celebrará la llegada del año nuevo, esta vez sí, con su familia. Es el mejor final a un año de pesadilla, a unos meses de mucha incertidumbre, sobre todo para gente como Maggie.

Empieza la vacunación en Europa y empieza también a despejarse un poco, solo un poco, el horizonte final de esta pesadilla. Decía Maggie que se sentía agradecida de haber podido vacunarse: «La sensación es rara, pero al mismo tiempo, maravillosa», confesaba a los periodistas. Y es curioso porque, por primera vez en años, somos conscientes de lo que, un simple pinchazo en el brazo, puede cambiarnos la vida. Puede abrirnos las puertas para, de verdad, recuperar del todo esa normalidad que tanto ansiamos.

La imagen de Maggie vacunándose es parte de la campaña del gobierno británico para sacar pecho y demostrar que, el brexit, tiene este tipo de ventajas, ser los primeros en vacunar a su población. Pero, al margen de campañas publicitarias, la imagen de Maggie es tremendamente poderosa: lanza un mensaje de que se puede, de que los mayores pueden protegerse y de que la vacuna, hoy por hoy, es la única vía para lograrlo. «Si yo puedo ponérmela a los 90 años, cualquiera puede», decía Maggie tras la primera inyección.

Bueno, quizás, la próxima vez que alguien nos pregunte si nos vamos a poner la vacuna, podemos responderle eso, «si Maggie puede, cualquiera puede».

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