
Desde la década de los años ochenta, cuando la economía crece la tasa de paro desciende muy poco, pero si se produce una situación adversa, el empleo se resiente mucho.
Si se va a núcleo del problema del mercado laboral, con una mirada más sociológica que económica, se ve que la baja productividad, el cociente entre la cantidad de recursos utilizados y la producción conseguida, es una debilidad estructural.
Para la productividad es clave la acumulación de capital humano, y uno de los hechos que más daño le produce es el absentismo, incluido el “presencial”, por insatisfacción en el trabajo.
William Ouchi, profesor de gestión empresarial, demostró en 1981 que cuanto más integrada y valorada se siente una persona en su trabajo, mayor es su motivación y eficiencia para alcanzar los objetivos. En España es elevado el malestar por una gestión mal estructurada y sin planificación, la carencia de respuesta a los empleados, la falta de reconocimiento... Si esto se cambia, mejorará el proceso de mayor productividad, más ventas, más ingresos, más empleo, mejores salarios.
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