Manuel Mostaza Barrios Politólogo y Director de Asuntos Públicos de ATREVIA
OPINIÓN

La pugna por la hegemonía

La mayoría del Congreso ha rechazado hoy la moción de censura presentada por VOX contra el Gobierno de Pedro Sánchez. Los diputados de la formación presidida por Santiago Abascal, se han quedado solos tras la decisión del PP de no abstenerse y votar 'No' a la propuesta. La moción de censura ha quedado rechazada con 298 votos en contra y los únicos votos a favor de sus 52 diputados.
Abascal, durante el debate sobre la moción de censura que presentó su partido.
La mayoría del Congreso ha rechazado hoy la moción de censura presentada por VOX contra el Gobierno de Pedro Sánchez. Los diputados de la formación presidida por Santiago Abascal, se han quedado solos tras la decisión del PP de no abstenerse y votar 'No' a la propuesta. La moción de censura ha quedado rechazada con 298 votos en contra y los únicos votos a favor de sus 52 diputados.

Lo que se discernía la semana pasada en la moción de censura presentada por Vox era, en realidad, el liderazgo simbólico de la oposición en ese espacio político que va desde el centro hasta la derecha. El voto en contra del Partido Popular, sumado a la claridad con la que Pablo Casado marcó distancias con los de Santiago Abascal ha originado que, a la hora de valorar la actuación de los líderes, sean los votantes de Vox los que peor valoren al líder popular, por debajo incluso de la valoración que le otorgan los votantes de Unidas Podemos.

Ante este posicionamiento del Partido Popular, no es extraño que la valoración que merece la moción sea negativa o indiferente para la gran mayoría de los votantes ubicados en el centro y en el centroderecha. Solo en el caso de los votantes ubicados más a la derecha esta valoración es vista de manera mayoritaria como positiva. En este sentido, hay un consenso general entre el conjunto de votantes al considerar que Vox no ha sido el partido más beneficiado por la moción. De hecho, casi dos de cada tres votantes creen que la moción ha perjudicado a la formación derechista.

La gran incógnita con la que se llegaba a la moción era conocer cuál era el sentido del voto del grupo popular: dos de cada tres votantes de la formación liderada por Casado están de acuerdo en haber votado ‘no’ a hacer presidente a Santiago Abascal, casi idéntico porcentaje el de los votantes de Vox que, a la inversa, consideran que debieron haber apoyado la moción. Es revelador que entre los votantes que se ubican en el centro o el centro derecha –donde están la mayor parte de los votantes potenciales del PP– sea mayoritario este apoyo al voto en contra decidido por el presidente del partido. Algo similar, por cierto, ocurre con el voto en contra de Ciudadanos, que también es apoyado por una gran mayoría de sus votantes.

De fondo, y más allá de la moción, continúa la mala valoración del Gobierno de Pedro Sánchez en la gestión de la pandemia, una mala valoración que explica la cercanía entre un PSOE estancado y la recuperación que parece ir consolidando del Partido Popular. Y un recuerdo tributario para finalizar: dos de cada tres españoles están en contra de aplicar, en un momento como este, subidas de impuestos, siendo abrumador el rechazo a gravar cosas como la sanidad o la educación privada. En la campaña electoral de 1992, James Carville, asesor del entonces candidato Bill Clinton, pegó un cartel con la expresión "Es la economía, estúpido" en la oficina de campaña para recordar al equipo demócrata la importancia de la materia en aquellos comicios. Harían bien los partidos, en medio de esta campaña permanente en la que vivimos, en tener presente esa frase.

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