En ocasiones me pongo a pensar en las carreras artísticas de tantos y tantos cantantes que han pasado por programas de televisión y que, sin salir con el premio de la victoria, han seguido adelante haciéndose un nombre en el complicado panorama nacional.
Uno de estos ejemplos es Ricky Merino: en OT 2017 fue nominado la primera semana junto a Mimi y durante el concurso no movía legiones de fans como Amaia o Aitana, pero... pasados los años, no para de trabajar. Al margen de sus más que recomendables singles, donde destacan producciones como Miénteme o la más reciente, Bestia, Ricky, que en la última temporada de OT fue el conductor de El Chat, acaba de estrenar en Netflix ¡A Cantar!, un divertido concurso de afinación con toques de intenso karaoke que se ha colado entre lo más vistos de la plataforma. Es altamente recomendable. ¿Quién se lo iba a decir? No se ha dado por vencido, no ha parado de trabajar y de formarse y lo ha conseguido. Es un ejemplo.
Y lo mismo pasa con Lola Índigo o con Mai Meneses (Nena Daconte), que pese a que fueron las primeras expulsadas de sus ediciones, después obtuvieron un éxito arrollador. Otro buen ejemplo (aunque él no salió de un talent show) es el de Luis Fonsi, que después de años en el olvido y con su carrera aparcada en un cajón de una discográfica, nos sorprendió con el pelotazo del Despacito.
Pese a las adversidades que nos podamos encontrar, a veces, es muy cierto aquello de que ‘los últimos serán los primeros’. Con trabajo todo llega. ¿Qué tal si aprovechamos el verano para reinventarnos y comenzar el nuevo curso escolar con las pilas cargadas? En 2020 casi no se ha pasado lista, así que... por el 20 y a por el 21. ¡Nos leemos en septiembre!
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